lunes, 21 de julio de 2014

Capítulo seis. Carta a Zayn Malik.

Las clases habían empezado, mis ganas de estudiar estaban en un estado extrañamente alto (tan alto como a algunos nos llega al estar emocionados por un nuevo curso. Emoción que de igual manera en pocos días se desvanece), mi tiempo para escribir mis historias se veía limitado por los exámenes y deberes que nos ponían desde el día uno. Mi primera fanfic sobre los chicos estaba acabada, ya que subía cada días unos tres o cuatro capítulos (en alguna ocasión llegué a subir hasta cinco en el mismo día) solo porque eran cortos y fáciles de escribir ya que me la traía un poco floja la ortografía o corrección de mis palabras o expresiones. De igual manera empecé otra que -aparentemente- tenía mejor aspecto, pinta de ser más jugosa y con más intriga y (gracias a Dios) sin tantas faltas debido a alguna ayuda que conseguí por parte de otras escritoras principiantes (Gracias Sam, siempre te agradeceré que no me dejaras seguir escribiendo como una paleta sin cultura), aunque quizás subía los capítulos de manera más lenta debido a las clases, pero lo peor de todo ello no era eso sino que mi paciencia había llegado a un límite entre la desesperación y la impotencia.
Llevaba casi dos meses (estábamos ya a mediados de Octubre) escribiendo cartas a mis ídolos -al menos a los que había conseguido la dirección- y siempre venían de vueltas, todas, absolutamente todas venían de vuelta ya que comenzaba a notar como mis pósters parecían inflados por tantas cartas que escondían, pero que de todas maneras nadie en mi familia conocía todavía aquel misterio de por qué mis pósters que parecían tener gases.
Llevaba dos dichosos meses recibiendo devoluciones y mis esperanzas estaban por lo suelos de manera absoluta, no podía creer que de verdad no les hubiera llegado ninguna de nuestras cartas. Puede que entre las dos llegáramos a las cincuenta, entre los cuatro chicos y todas las direcciones de sus casas que nos encontrábamos, así que cuando Angy me dijo que había encontrado una dirección de Zayn, ni siquiera me emocioné, porque simplemente había dado por perdido conocerlos, al menos de esa manera tan fantasiosa que era por carta. Pero de alguna manera me sentía obligada a enviar una carta a esa dirección, ya que sería injusto intentarlo con los otros cuatro chicos y no con el moreno.
Además de todo ello, me parecía realmente extraño que solo hubiera una dirección de su casa; normalmente había por lo menos cuatro o cinco distintas por la red a las que escribir, pero de Zayn solo había una y Angy me dijo que no la había encontrado por ninguna página web, sino que un amigo de una amiga del primo de un conocido nuestro (o algo así) tenía un hermano que trabajaba en Londres y gracias a ello teníamos la, aparentemente, dirección del verdadero Zayn Malik. Pero la verdad es que yo ya lo daba todo por perdido, ya que aunque fuera real que aquel contacto nuestro viviera en Londres ¿cómo nos podíamos asegurar de que no nos estuviera mintiendo por hacernos una estúpida broma pesada? ¿cómo estaba seguro de que era el Zayn del que nosotras queríamos saber? ¿cómo estaría de claro el que no se hubiera ido modificando como el juego del "teléfono escacharrado"? Sí, ese en el que tú piensas una frase y se la dices en bajo al de al lado, luego el de al lado, lo que ha entendido, se lo dice al siguiente y así hasta que vuelve a ti y cuando llega, no tiene ni punto de comparación lo que habías dicho con lo que el último había entendido. ¿Cómo estar seguras de que no sería otra dirección falsa o errónea por esa misma razón?
Sabía que era una estupidez y que mis intentos serían en vano, que lo que debía hacer era esperar pacientemente a ese 31 de Octubre que tanto se acercaba en el que los chicos vendrían y quizás, si tuviéramos mucha, mucha, pero muchísima suerte, poder decirles un "Hola" un "Te amo" un "Gracias por todo" o simplemente verlos a una distancia en condiciones.
Decidí pasar de la dirección y seguir haciendo ejercicios de biología, algo que era más aburrido que las ostras, pero tampoco es que fuera cómodo sin dejar de pensar en cosas como "¿Qué pasaría si es la dirección de verdad y estoy perdiendo la oportunidad de hablar con él?" "¿Y si la pudiera entender de alguna forma y así conseguir que viniera más veces a España?" y así una pregunta tras otra, mi cabeza se llenó de ilusión de nuevo y mandé a la mierda mis ejercicios de biología para ponerme a escribir una carta a Zayn.
Pensé en que quizás no debería ser tan extenso, sino algo más bien, corto, directo y que calase en lo más profundo de ese moreno. Traté de hacerlo lo más corto que pude, solo traté.


Querido Zayn Malik:

Algunas personas beben, se fuman, se drogan, se van de fiesta o acaban perdiendo la virginidad con el primero que pillen, ¿pero sabes? la rara de todos soy yo. Soy la rara porque lloro con vuestras canciones, porque me emociono al oíros en la radio y sobre todo, porque escribo cartas a direcciones que pueden ser de cualquier persona (siempre y cuando si quiera existan en la Tierra, claro) con la esperanza de que alguno de vosotros podáis contestarlas de la manera que podáis o penséis que es correcto.

Sí, soy la rara, aunque claro, si vosotros, nuestros ídolos no sois normales ¿por qué nosotras deberíamos serlo? No tendría sentido que nosotras fuéramos serias y maduras cuando ni siquiera vosotros los sois. Aunque claro, no creo que me lleves la contraria ¿o sí, Vas Happenin'?! Man? O mejor dicho, señor al que el refresco de naranja le hace enloquecer por completo y acabar en el suelo. Sí, pongamos que no tiene sentido que seamos normales cuando ni siquiera vosotros lo sois, aunque la realidad, estoy orgullosa de ser rara y también de que vosotros lo seáis.

También quiero mencionarte que te escribo desde Madrid, España, lugar al que vendréis en unos quince días y que espero que os lo paséis de miedo y queráis volver pronto, ya que nosotros así lo deseamos.

Por otra parte, hablarte de esos insultos que tan poco parecen importarte (o al menos no lo muestras) sobre tu religión o color de piel. Zayn Malik, no eres un terrorista, porque si realmente los terroristas fueran como tú, este sería un planeta libre por completo de guerras, ya que creo que eres una de las personas más pacíficas e inofensivas de este mundo, a veces tímido, otras veces alocado, en ocasiones misterioso, pero de igual manera, increíblemente dulce y tierno, y por eso me gustaría que supieras que todos te amamos tal y como eres y...


Ya me había vuelto a enrollar y era una de esas cartas interminables que a veces la gente no se lee por pura vagancia, porque, por mucho que dijera verdades y cosas preciosas, si quería que Zayn o cualquiera de ellos lo comprendiera, solo debía de ser algo corto y directo, algo que comprendieran fácilmente con un traductor o un diccionario, algo que les dijera en pocas palabras nuestros sentimientos de directioners que esperan con ansias poder verles o tan solo contactar con ellos de alguna manera. Por lo que miré mi carta, y con algo de dolor, la rajé en dos, luego en cuatro y así hasta que fueron trozos minúsculos, imposibles de reconstruir para mi familia, todo ello por mantener a salvo mis cartas y mis intenciones con ellas.
Folio nuevo, mente en blanco, bolígrafo a punto y mis sentimientos todos en un puño, esperando resumirlos lo suficiente como para que no fuera algo infumable de leer.


Querido Zayn Malik.

Soy española y espero poder conocerte algún día, conoceros a los cinco, aunque sea demasiado improbable.

No fui directioner desde el principio, pero te aseguro que lo seré hasta el final. Hasta que se me canse la boca de decirlo, me sangren las manos de escribirlo, mis ojos se sequen de llorar por vosotros y mi corazón se detenga en el final de mis días.

Por favor, si esta es la dirección correcta, si Dios me ha querido ayudar a que te llegue esta carta y la comprendes de alguna manera, o si ha sido simplemente suerte, contacta conmigo de alguna manera.

Estaré en las afueras de "El Hormiguero" esperando veros aunque seguro que lo hago, pero de muy lejos, ya que para mí sois todo mi mundo, aunque para vosotros yo solo sea un fan más entre el público.





Con una auténtica desesperación

y todo el cariño.


Anastasia.


Apenas me di cuenta de que las lágrimas habían inundado mi cara, ya no solo porque estuviera diciendo la verdad, porque me doliera escribir cosas como que para mí ellos lo eran todo, pero para ellos yo solo era un poco más de dinero en su cuenta bancaria o una cabeza más entre el público,. Porque sí, esas cosas me dolían, pero me dolían siempre. Sin embargo las lágrimas que resbalaban por mis mejillas no eran de dolor, sino de desesperación. Aquella era la última posibilidad de poder contactar con ellos mediante cartas y sentía que si no recibía una respuesta por su parte, me derrumbaría y sería muy difícil reconstruirme, aunque finalmente lo hiciera. Soy directioner y una directioner no solo se caracteriza por ser dedicada, estar haciendo colas interminables, gastarse todo el dinero en cosas de ellos o llorar todas las noches rezando por tener una oportunidad con ellos, sino que ser directioner implica atreverte a soñar tal y como ellos dicen, implica ser joven para siempre, implica estar completamente loca aunque la gente te mire mal, implica cantar a pleno pulmón hasta que te quedes sin voz, implica ir a "Quedadas directioners" y ver como toda la calle nos graba en vídeo pensando en que somos una manifestación o una secta extraña. Implica muchas, muchísimas cosas, pero una de las más importantes, una que no se nos debe nunca olvidar y que quizás nos caracterice en especial es que nunca nos damos por vencidas, nunca dejamos que la desesperación de no poder ir a un concierto se nos lleve, no tiramos la toalla a la primera que vamos a un hotel y ellos no están, porque somos directioners y es la razón por la que lo somos, porque les amamos, amamos sus voces, sus actitudes, sus aspectos, todos ellos distintos, porque son los que nos ayudan a levantar cuando caemos, y nunca nos dejaremos llevar por las modas o por lo que otros digan. Somos directioners porque tenemos hecha una promesa muy firme con el corazón desde el momento en el que supimos que ya formarían parte de nuestras vidas, y en esa promesa, decidimos nunca dejarnos vencer y siempre seguir hacia delante, siempre seguir queriéndolos y siempre seguir intentando conseguir decirles lo mucho que les amamos.
Y si eres realmente directioner y piensas que todo está perdido, que no les conocerás porque nunca irán a tu ciudad, porque tus padres no te dejan ir a sus conciertos, porque no conseguiste entrada para el concierto, fuera cual fuera la causa, porque tus amigos se rían de ti y no paren de repetirte que solo eres un iluso o ilusa... ¡Mándalos a la mierda como muy cerca! ¡Porque somos directioners y nunca nos rendimos! ¡Nos atrevemos a soñar y siempre seremos jóvenes de espíritu!
Y aunque no te lo creas, atreverse a soñar despierta realmente te ayuda, aunque solo si eres un poco lista y puedes ver las señales...

miércoles, 11 de junio de 2014

Capítulo cinco. Carta a Niall Horan.

Inmersa en mi fantástica (aunque ahora si la lees es una pena) fanfic, en la que un par de chicas con suerte estaban conociendo a sus ídolos -algunas de manera más amable que otras- apenas me había dado cuenta de que el mes de Agosto estaba finalizando, más bien ya había acabado -el día anterior fue el cumple de Daddy- y aún no había terminado de enviar las cartas a los chicos y si me esperaba a que empezaran las clases sería algo de lo más completamente desastroso porque no tendría tiempo de nada, por lo que no tuve más opción de dejar a medias a mis personajes y abrir hueco para escribir una carta al rubio del grupo.
En aquel momento me encontraba en "el limbo de las debilidades", ya que simplemente dejé a Louis con Eleanor y decidí que no podría amarlo si estaba ya con otra (podría haber pensado en que ninguna relación es para siempre y simplemente esperar a que rompieran, pero supongo que me rendí de manera demasiado rápida)
Cogí papel y boli y me paré a pensar en aquel rubio irlandés, aunque la realidad era que en lo único en lo que podía pensar era en un tema que Angy y yo habíamos visto muy de cerca unos días atrás.

Nos encontrábamos en nuestro querido parque, aquel en el cual nos pasábamos las horas muertas hablando sobre los chicos y las nuevas cosas que descubríamos poco a poco de ellos, cuando vimos a un par de amigas de clase (más que amigas, conocidas del colegio) pero la cosa es que no venían ellas dos solas, sino que traían a la prima de una de ellas; una chica que parecía ir de completa adulta, más maquillada que una puerta y con un escotazo de impresión cuando apenas tendría los quince. De igual manera nos sentamos todas juntas y decidí ver hasta qué punto la gente sería tolerante con respecto a los chicos (o cuánta gente sabía ya de su existencia, imposibilitándonos poder conocerlos, que también es una opción).
Miré a Angy de reojo antes de preguntarla, esperando a que me siguiera el rollo.

--Ángela, ¿cómo crees que podríamos entrar en El Hormiguero? Hay que ver a los chicos como fuera-solté como si tal cosa.

Aunque no era verdad, por dentro sentía que moría de nervios solo con pensar en que los chicos estarían aquí, estarían en España, en Madrid, en nuestra ciudad y podríamos verlos, aunque aún no sabíamos cuando ni cómo, ni siquiera sabíamos si nuestros padres nos dejarían, pero nosotras ya habíamos fangirleado como en nuestras vidas habíamos hechos, gritando como locas emocionadas por tenerles tan cerca
Si tan solo hubiera sabido lo cerca que realmente los tendría...
Miré con rapidez la reacción de esa chica, esperando una mueca de asco o un "¿Quiénes son esos?" que tantas veces me habían preguntado, pero para mi sorpresa no fue así.

-¡Oh Dios! ¡Tengo que verlos!-exclamó ella emocionada-¡Necesito tener cerca a mi Zayn! ¡Encima tengo enchufe y podré entrar!

Mi amiga y yo nos miramos sin creerlo. Ella les conocía y parecía directioner como nosotras. Lástima que solo lo pareciera y no fuera más que una nator del montón...

--¿Cómo ves a Louis?-pregunté curiosa esperando una respuesta por su parte.
--Bueno, no está mal, pero está con Danielle o como se llame, es una pena.

¿Danielle? ¿Enserio? ¿Estaba diciendo que Louis estaba con Danielle? ¿Y ella iría a verlos y nosotras no? Injusticia de las buenas (aunque por un motivo u otro, ella tampoco fue a verlos, mentiría supongo con eso del enchufe) Decidí morderme la lengua y no saltar llamándola de todo, ya que me parecía algo totalmente injusto, pero así es la vida; las directionators les conocen y se hacen miles de fotos con ellos y las directioners verdaderas nos quedamos llorando mirando nuestros pósters solo por no poder ni rozarlos con las yemas de los dedos.
Decidí proseguir con mi interrogatorio directioner, aunque era más que obvio que esa chica era de todo menos directioner y no solo por el hecho de que hubiera confundido a la novia de Louis con la de Liam, sino por el tono de dejadez e indiferencia con el que se había atrevido a llamar a mi Boo Bear.

--¿Y qué hay de Niall?

Entonces fue la chispa que detonó la bomba por completo.

--Bah, no es feo, ¿pero has visto que dientes más horribles? menos mal que se puso brackets-dijo con el mayor asco que nadie podría hablar.

Miré a Angy y vi como la furia también se apoderaba de su cuerpo, tratando de no matarla con sus propias manos. ¿Decir que la sonrisa más sumamente hermosa de este dichoso planeta era horrible? Eso no era una directionator ni si quiera, era... era... no hay nombre para esas personas, aseguro que no lo hay.

--Pero Zayn, Dios Zayn, que bueno está mi Zayn, como lo amo-parloteaba la tipa con tranquilidad, mirando con la baba colgando fotos de DJ Malik en el móvil.

Con una pequeña mentira Ángela y yo nos retiramos y nos dirigimos a la otra parte del parque, pensando en cómo existían personas así, sin respeto alguno, y menos sin respeto por personas que son lo más increíble de este mundo.

--Decir que la sonrisa de Niall es fea...-murmuraba por lo bajo mi amiga.
--Hay personas que están jodidamente ciegas, Angy-dije sin preocuparme más por un asunto que no merecía la pena.

Siempre habrá directionators (de hecho no era la única a la que conocíamos), y no se puede hacer nada más que esperar a que salga un cantante nuevo y que se aburran de nuestros chicos para irse con otros a joder un fandom o quizás a encontrar su lugar en otra fanbase, pero si nos paráramos a cabrearnos con todas las nators que hay por el mundo, nunca acabaríamos, porque parece que salen de las piedras y son imposibles de exterminar; tienen cierto parecido con las cucarachas.

De vuelta a la realidad de mi cuarto, con mi portátil zumbando encendido y mi hoja de papel en blanco, esperando a ser rellenada, cosa que hice de inmediato, sin dudarlo un segundo más, solo por intentar dar mi apoyo al chico de hermosa sonrisa, ojos azules como un cielo tras la tormenta, mejillas regordetas adorables y voz de completo ángel.

Querido Niall Horan:

Te escribo pequeño irlandés y gran glotón, desde un país al que pronto vendréis de promoción, cosa que tanto a mí como a mi mejor amiga y a todas las directioners de aquí nos emociona. Un país del que has dejado claro tu amor por él, puesto que te has esforzado en aprender alguna palabra de aquí, cosa que solo de pensarlo se me eriza la piel. Te escribo desde España, Nialler.

No es que sea lo mejor del mundo, pero aquí os esperamos con mucha ansia y también esperamos poder estar cerca de vosotros, aparte de que si ya pasarais por aquí de tour sería más que mejor, pero bueno, me conformo con que vengáis y os llevéis una buena impresión de nosotros, ya que os queremos con locura.

No sé si esta será la dirección correcta (lo dudo mucho) pero ya que parece que el resto de cartas de los chicos me han sido devueltas, espero que esta llegue a tus manos y puedas darte cuenta de las palabras que te estoy dirigiendo de parte de todas las directioners españolas.

Hace poco me pasó algo relacionado con vosotros (más bien contigo) y me hizo realmente pensar en si os importamos las directioners tanto como decís, quizás haya veces en las que os encontréis con directionators y os haga daño su desprecio. Por eso te digo, Niall Horan, te aseguro, te prometo, de imploro que creas, que tu sonrisa era, es y será tan hermosa como lo eres tú, porque una sonrisa no son solo dientes, una sonrisa es el sentimiento que se esconde tras ese gesto, y cada vez que tú lo realizas, te aseguro que a muchas se nos corta el aliento, porque es realmente bonita.

Quizás te importe un comino lo que te estoy diciendo (si es que te llega la carta y la comprendes) y pienses que tú solo querías verte mejor, pero te quiero decir algo realmente importante que no quisiera que quedara en el olvido; Niall, la belleza no es una sonrisa bonita, como la tuya es, era y será, no son unos ojos, tan profundos y tranquilos como los tuyos, no es el pelo, tan alocado y aniñado como el tuyo. No, nada de eso, la belleza no está en nada de eso, la belleza está un pelín más abajo, en la mitad de tu pecho y palpitando constantemente (sería preocupante que no palpitara), porque la belleza de las personas se encuentra en el corazón, y tú eres increíblemente precioso de corazón, por lo que es imposible que en algún momento seas feo, ya que tu corazón seguirá siendo hermoso por años y años.

¿Qué más contarte que no sepas? ¿Que amamos tu risa tan ruidosa y tan fácil de provocar? ¿Que tocas la guitarra que da gusto? ¿Que amamos que comas todo lo que cabe en ese cuerpo delgado tuyo? ¿Que las palabras en español suenan más perfectas si salen de tus labios? ¿para qué decírtelo? Apuesto a que ya lo sabes, por lo que solo queda la despedida de esta carta que espero que llegue y que te haga solo sonreír un poquito mostrando al mundo tus perfectamente imperfectos dientes con brackets, y carta que ni de lejos podría explicar todo lo que realmente te amo, te amamos, os amamos, a los cinco, y todo lo que esperamos poder conoceros, o al menos, veros por nuestro país más a menudo.



Una directioner española
que no pierde la esperanza
de conoceros, pese a lo que
el resto le diga.

Con amor. Anastasia.

PD: No dejes nunca de sonreír pequeño irlandés.

domingo, 27 de abril de 2014

Capítulo cuatro. Carta a Louis Tomlinson.

Aquel día me levanté sin ganas de absolutamente nada. No es que me sintiera cansada, que hubiera dormido mal, que estaba enferma o algo por el estilo, sino que simplemente sentía que algo iba mal o que al cabo del día iría peor, para ser más exactos, y eso no me gustaba un pelo.
Sin ni siquiera levantarme de la cama, cogí el anticuado ordenador portátil y lo encendí, sopesando las repercusiones que aquello tendría, ya que si algo iba mal con los chicos me enteraría por twitter de primeras, pero en cuanto pude entrar lo único que vi fue que, de nuevo, había nuevos rumores sobre que los chicos tenían novia, sobre que les había pasado algo malo, un accidente, una enfermedad, una novia loca... esos cientos de rumores que siempre había, hay y habrá sobre algún personaje famoso, normalmente inventados por los haters, por lo que me dispuse a cerrar el ordenador, cuando me percaté de algo que me dejó completamente helada.
En aquellos tiempos apenas sabía algo de los chicos; sus nombres completos, colores favoritos, fecha de nacimiento, lugar de nacimiento... Pero lo que yo no sabía (ni Ángela ni yo) era que Louis Tomlinson, nuestro Boo Bear, nuestro Carrot Man, nuestra debilidad, tenía una pareja estable, y creo que ese fue uno de los momentos en los que sentí que todo, absolutamente todo se venía abajo.
La observé, la observé una y otra vez, observé esa foto de mi pequeño Lou besándose con la que (según el título de la foto) era Eleanor Calder. ¿Cómo? ¿Cómo no me había dado cuenta antes? ¿Cómo alguien como él iba a estar soltero? Era casi imposible, pero tenía la esperanza de que así fuera, al menos hasta que yo llegara y se enamorara de mí, viviéramos felices y comiéramos perdices, lástima que en todos los cuentos hay una bruja mala de por medio.
No la odiaba, sinceramente no odiaba a Eleanor Calder, pero ella poseía lo que yo más quería en el mundo (exceptuando a mi familia y a Angy) y eso era algo que me rompía completamente por dentro, como si en el fondo de mi pecho tuviera una herida abierta, que me rasgaba de dentro afuera, queriendo salir, pero manteniéndose dentro, hiriéndome de una forma que jamás pensé que alguien a quién no conocía podía hacerlo.
Dejé mi ordenador apartado a un lado de la cama y simplemente me encogí entre la única sábana que había en ella, aovillándome y tratando de que aquello que sentía romperse dentro de mí dejara de dañarme, pero simplemente no lo hacía.
Esa fue la primera vez que lloré por alguien a quien amaba, esa primera vez a la que siguió la segunda y después la tercera y luego la cuarta, pero el 99% por ciento de ellas relacionadas con esos cinco chicos a los que amaba, amo y amaré, y que no conocía, conozco, pero seguro que conoceré en persona algún día.
Cogí mi móvil, entré en la lista de canciones y puse la única con la que pensé que me identificaría, lástima que así fuera y eso me rompiera más e hiciera que mi llanto fuera ligeramente audible, pero no lo suficiente como para que mis padres lo escucharan y fueran conscientes de ello. Di al play y simplemente lloré junto a esa canción durante lo que a mí me parecieron siglos, pero que supongo que no sobrepasaría la media hora, que eso ya es llorar de forma bastante larga.

--But I see you...-murmuraba de vez en cuando, se suponía que cantando, pero me ahogaba en mis propias lágrimas y mi incesante jadeo-with him slow dancing... tearing me apart cause you don't see... whenever you... kiss him I'm... praying... Oh how I wish, that was me...

Creo que escuché I wish como quince veces, una detrás de otra, pero el dolor seguía intacto en mi pecho y no podía hacer nada por pararlo, por lo que hice lo único que sabía que me aliviaría.
Cogí un cuaderno, un folio y un bolígrafo negro, aún tumbada en la cama y sin intenciones de querer levantarme. Limpié mis lágrimas con la mano, pese a que salieran una detrás de otra, y simplemente me puse escribir una carta hacia el que fue mi primera debilidad.

Querido Louis Tomlinson:

Tommo... ¿por qué me haces esto a mí? ¿por qué ella? ¿por qué alguien tan... preciosa como es Eleanor? ¿por qué no puedo ser yo ella? dime Louis, ¿por qué?

Quizás sea estar escribiendo hacia la nada, pero si esta carta de llega y eres capaz de entenderla, respóndeme a una única cosa: ¿Por qué no me puedes amar como yo te amo a ti? Sé que no soy guapa, que no soy delgada, que no soy la persona más agradable del mundo, que eres mayor que yo, que hablas otra lengua, que eres prácticamente perfecto y yo... yo no soy nada, pero dime ¿por qué no puedes quererme?

Sé que si tan solo pudieras darme una oportunidad te darías cuenta de que yo te quiero más de lo que ella puede quererte, de lo que ella o cualquier otro podrá quererte jamás, pero claro, solo soy una niña española sin más, que no tiene ni media posibilidad de estar junto a ti, y creo que el no tener apenas oportunidad me duele más que el mismo rechazo.

Me gustaría verte cada mañana según me despertara y verte allí, junto a mí, con tu preciosa sonrisa, tus ojos azules tan profundo y tu pelo castaño alborotado. Que me gritaras como haces continuamente, que persiguieras a Kevin por el jardín, tener un cajón entero de tus tirantes o de tus camisetas a rayas, y por el contrario no tener ninguno de calcetines, ya que les tienes aversión. Lástima que nada de eso pueda ocurrir jamás ¿cierto?

El tiempo puede pasar, tu apariencia puede cambiar, tanto como la mía, podrás hacerte famoso junto con los otros cuatro chicos, podrán ocurrir miles y millones de cosas, maravillosas u horribles, alegres o tristes, que vengáis a España o que jamás pongáis un pie, pero que sepas que mi amor por ti seguirá dentro de mí y nunca, pero nunca eso podrá cambiar, porque te quiero Louis Tomlinson, te quiero a ti y a todas las cosas que haces, a tus defectos y a tus gritos, siempre te querré Boo Bear, y si tan solo leyeras esta carta, me gustaría que recordaras que hay una chica a una larga distancia de ti, que simplemente te esperará, te apoyará, estará junto a ti moralmente, pero sobre todo, por encima de todo, te querrá incondicionalmente sin importar nada más.

Apartando mi dolor hacia este amor que parece casi imposible, solo quería decirte que no te preocupes, no te molestes, no te enfades, por eso de las Larry Shippers, pasa de ellas, porque sinceramente tienes derecho a ser feliz con quien quieras; con un hombre, con una mujer, con ambos, con un perro o con Kevin, por lo que pasa de todo y solo sé feliz, no queremos que tu sonrisa se borre jamás pequeño Tomlinson, eres demasiado importante para todos los directioners que estamos repartidos por el mundo, y aquellos que realmente te queremos, que os queremos a vosotros cinco sin dudarlo un segundo, no nos importa realmente vuestra sexualidad, solo que os mantengáis unidos y sigáis cantando, que seáis felices y lleguéis a lo más alto.

Con todo el amor,
cariño,
corazón,
y ser.
La chica que más te amará
en este mundo
sin apenas dudarlo.

Anastasia.

Para cuando acabé de escribir la carta ya había dejado de llorar, pero seguía sintiéndome dolida, y en ese instante en el que mi cabeza volvía a estar despejada, sentía las lágrimas venirse a mí de nuevo.
La carta había hecho que dejara de llorar, que me expresara sin mostrar lágrimas o al menos frenándolas, mejor dicho, escribir había hecho que dejara de hacerlo.
Entonces me replanteé aquello que Angy me había dicho el día anterior. Quizás debiera escribir, solo por distraerme, quizás para que no me doliera tanto el que mi última esperanza de que Louis Tomlinson me quisiera.
Coloqué mi portátil entre las piernas y me paré a pensar en donde debía comenzar a escribir; ¿twitter? allí siempre encontraba fanfics que leer, pero me conocía demasiada gente y me daba demasiada vergüenza, ¿facebook? no sabía usarlo (y sigo sin saber hacerlo) No me quedaban demasiadas opciones, así que me arriesgué a ir directamente a los blogs.
Había leído infinidad de historias en diversos blogs, escogí blogger, ya que me parecía el más colorido y animado.
Estaba claro que no tenía ni idea de como usarlo, pero simplemente fui probando hasta dar con el lugar en el que se escribían las entradas y luego se publicaban.
Ahora bien ¿Qué podía escribir? Siempre había imaginado miles de cosas que podrían ocurrirme con mis ídolos, pero estaba claro que si lo plasmaba desde el punto de vista "real", tendría que haber un viaje, y si hay una cosa de la que estoy segura es de que hay millones de novelas, en incontables idiomas y con diferentes personajes femeninos, que empezaban con el típico "Y por fin iba a Londres, seguro que conocería a mis ídolos" y pum, casualmente se los encontraba en la terminal del aeropuerto, al salir del taxi o eran sus vecinos. No es que esas novelas estuvieran mal, simplemente que eran repetitivas, por lo que decidí buscar otra forma de comenzar.
Cogí un nombre de chica al azar, aquel fue Marta, como mi prima pequeña, pero decidí ponerle una H finalmente para que pareciera más... inglés o algo así. Escogí a uno de los cinco chicos, (estaba claro que Louis no, no quería que nadie más se llevase a mi Tommo) y simplemente escribí lo primero que se me pasó.
Ahora leo aquello y sé que es lo más bochornoso que pueda haber (de ahí que me haya puesto a corregirlo para que no sea tan patético y lleno de faltas), pero en aquel momento me sentí orgullosa de mí misma y decidí continuar.
¿El título de la fanfic? Bueno, ya que los chicos habían sacado Take me home hacía poco, decidí escoger una canción del disco, sin saber muy bien porqué escogí Still the one y dentro de esa fantástica canción, el verso que decía al principio del estribillo I was stupid for letting you go...

sábado, 5 de abril de 2014

Capítulo tres. Carta a Liam Payne.

De nuevo mi buzón tenía una carta con una devolución. Perfecto. La carta a Harry no había llegado, mejor dicho, no habían llegado ninguna de las dos, ya que ambas se encontraban allí esa tarde de Agosto.
Aquella tarde no tenía ninguna carta que escribir, al menos hasta que me encontrara a Ángela y ella me pudiera informar sobre las nuevas direcciones que había encontrado sobre alguno de los chicos, por lo que no tardé en salir del portal de casa y caminar en dirección a nuestro parque, ese en el que nos pasábamos todas las tardes del verano.
Ese día no iba con prisas, no llegaba tarde, pero cuando llegué a "nuestro banco" y vi que ella no estaba me preocupé. ¿Acaso habían cambiado la hora y llegaba una hora tarde? ¿O quizás una hora pronto? Miré a mi alrededor algo preocupada, ya que podría significar que mi amiga se hubiera enfadado conmigo por llegar tarde una hora o que quizás no hubiera llegado aún, pero no era ninguna de esas dos cosas, ya que se encontraban a nuestro alrededor las mismas personas que nos solíamos encontrar; la señora pelirroja con dos hijas pequeñas gemelas, paseando alrededor del parquecito, el grupo de chicos jugando al fútbol en el césped, unas cuantas madres hablando sentadas en un banco con un puñado de pipas... Sí, todo era normal, parecía que era la hora de siempre, pero Ángela no estaba, y eso era raro en ella, ya que siempre era puntual.
Me senté en el banco y revisé las llamadas y los mensajes, esperando encontrar una llamada perdida suya o un mensaje de que me avisara de que llegaría tarde, pero no, nada de eso, por lo que dejé el móvil en mis vaqueros de nuevo y me quedé esperando a que ella llegara.
Apenas dos minutos después ella ya estaba corriendo en mi dirección como si su vida dependiese de ello, cosa que también me preocupó e hizo que me levantara del banco y diera un par de pasos hacia ella.

--¿Qué ocurre?-pregunté asustada al verla tan atacada.
--Acabo... acabo de... acabo de ver...-hablaba ella entre jadeos, parecía que se fuera a ahogar.
--¿Qué acabas de ver?-pregunté curiosa.
--Acabo... de ver a... un señor que... que...
--¿¡Qué le pasaba al señor?!-pregunté con impaciencia.

Ella hizo un gesto sobre sus hombros y su torso que yo no comprendía, por lo que esperé a que ella recuperara el aliento y pudiera explicarme de qué iba todo aquello.

--Un señor que... que llevaba... tirantes-dijo finalmente.
--¿Tirantes? ¿Cómo Lou?-dije entusiasmada.
--Ajá.. he... corrido tras él... para preguntarle dónde los había comprado.
--¿Y dónde los ha comprado?
--Le perdí después de atravesar dos calles-respondió molesta, ya con la respiración más calmada.
--Y por eso has llegado tarde-deduje.
--Sabes que sino no llegaría tarde-me recordó antes de comenzar a caminar en dirección a "nuestro banco"
--Cierto-confirmé.

De nuevo, como la tarde anterior, y la anterior y la anterior y así desde que acabaron las clases, estábamos allí sentadas, una de las dos cansada de correr y la otra mirándola con diversión.
Puse a la altura de sus ojos mis dos cartas devueltas, pero ella ni se inmutó, no se preocupó por ello, tan solo imitó mi gesto y me mostró sus dos cartas, también con un sello de devolución; ninguna de las cuatro direcciones estaba bien puesta.
Resoplé antes de dejar las cartas en el banco, dispuesta a recogerlas más tarde y poder esconderlas tras mis pósters.

--Vale, ¿de quién has conseguido hoy la dirección?-pregunté para no venirme abajo y acabar llorando al ver que nuestros intentos cada vez me parecían más estúpidos e inútiles.
--Daddy directioner-respondió ella con el mismo tono de voz-pero solo hay tres, así que tú escribes dos cartas, yo escribo una y además le peto el twitter, a ver si tenemos suerte-dijo con una sonrisa llena de esperanza.
--Sí, a ver si tenemos suerte.

Aquella tarde decidimos escribir la carta allí mismo, así podíamos compararlas y coger ideas una de la otra para que quedaran mejor, aunque fueran en español y ni siquiera ellos las entendieran si es que les llegaban alguna vez.
Fue ella quien sacó un taco de folios de su mochila y un par de bolígrafos para poder escribir. Nos colocamos como pudimos en el banco y comenzamos a escribir lo que nos evocaba el nombre de "Liam Payne"

Querido Liam:

Querido Leeyum, querido Daddy directioner, querido milagro.

Eres un milagro, eres un increíble milagro venido del cielo, eso lo sé yo, lo sabemos las directioners, lo sabe tu familia y apuesto a que tú mismo lo sabes. Eres un milagro porque no todos los niños sufren lo que has sufrido tú, porque no todos hemos nacido muertos, porque no todos hemos tenido problemas en uno de nuestros riñones, porque no todos hemos sufrido bullying, porque no todos somos tan fuertes como lo eres tú, Liam.

Eres un claro ejemplo de superación y de esperanza hacia el mundo entero; hacia esas madres y esos padres que tienen un hijo con problemas de salud, para ellos eres un fuerte apoyo y la muestra de que todo es posible y se puede salir de esos problemas. Hacia esas personas a las que una enfermedad les lleva castigando parte de su vida, tú les has dado esperanzas para seguir luchando aunque no se vea salida. Hacia todas esas personas que sufren en los colegios, en los institutos, esas personas a las que insultan, a las que amenazan, a las que pegan, a las que insultan, a las que no les dejan vivir, a todas esas personas que a veces no ven salida, lo ven todo negro y lo único que quieren hacer es acabar con todo y no precisamente plantando cara como tú hiciste, sino terminando con sus vidas. Tú eres su luz, su apoyo, su esperanza, su ilusión, su vida... y la mía.

Gracias a Dios, yo no he sufrido ninguna de las horribles cosas que a ti y a muchos sucedieron y a algunos suceden, pero de igual manera, también eres mi luz y mi apoyo, uno de mis cinco motivos para sonreír y darme cuenta de que no vale la pena llorar por cosas que no lo merecen, eres uno de mis cinco motivos que me hacen luchar por mis sueños aunque parezcan imposibles, eres una de esas manos que me ayudan a levantar del suelo cuando siento que no puedo más y debería quedarme allí, sin luchar más, rindiéndome sin oponerme a esa piedra que me ha tirado, y por todo eso te quiero dar las gracias. Por ser un ejemplo para mí, por enseñarme a que si luchas por lo que quieres puedes conseguirlo, por enseñarme a que lo que la gente se ría de mí no importa, por ayudarme a levantarme cuando lo necesito, por ser simplemente tú Liam Payne, uno de los chicos más increíbles, dulces, buenos y amables que el mundo tiene y que deberían tener más.

Personas como tú se necesitan, tanto allí, en Reino Unido, como aquí, España, el lugar desde el que te escribo y que espero que pronto visitéis. Personas con ese gran corazón que ni siquiera sé como te cabe en el pecho, personas tan dulces y caballerosas, personas... personas que en realidad son ángeles que han bajado del cielo para ayudar a todas esas personas que a veces no nos sentimos tan bien con nosotros mismos como deberíamos, pero que lo hacemos sin quererlo y que a veces necesitamos de personas como tú, como vosotros cinco, para sentirnos mejor, aunque solo sea mediante un vídeo o una canción, en vez de con un abrazo y sintiendo vuestro apoyo y cariño más cera, pero supongo que vuestro trabajo es vuestro trabajo y que no podéis pararos a hablar con todas y cada una de las chicas con las que os encontráis, por lo que tan solo espero que pronto podáis venir a España y que podamos encontrarnos, aunque sea de forma extraña y quizás milagrosa, tan milagrosa como lo eres tú Leeyum

¿Qué más decir de ti Liam? Que pareces el chico de la infinita sonrisa, el que nunca se enfada y siempre está alegre, y que en parte eso me preocupa, ya que en algún momento deberás enfadarte y cabrearte, decir cosas de las que luego te arrepientas, ya que sé, que a veces somos un poco agobiantes para vosotros (no quizás yo, ni las directioners españolas, pero los y las directioners en general a veces nos sobrepasamos, eso he de admitirlo) y que quizás tengas una paciencia aparentemente infinita, pero Liam, por favor, no te lo guardes todo, no te guardes los enfados, no te guardes los gritos, no quieras delatarte y ser el ángel que eres, por lo que por favor, si tienes que enfadarte, hazlo, deja de disculparte con nosotras por cosas que no son tu culpa, realmente tú no mereces estar disculpándote continuamente.

Nunca dejes que nadie borre tu preciosa sonrisa.


Te lo pide con todo su corazón,
con todo su amor,
con todas las ganas 
que tengo de verte.
Una directioner más entre el público,
entre la marea de redes sociales,
entre todos los países que desean veros.

Anastasia.

Tapé la capucha del bolígrafo de Ángela y releí la carta, buscando alguna falta que se me hubiera escapado, aunque a primera vista no parecía haber ninguna, salvo que de nuevo había vuelto a poner Anastasia en vez de Ana, o Tasia. Quizás debería poner Tass en la próxima-pensé mirando con el ceño fruncido el final de mi carta.
Alcé la vista de ella para encontrarme con la de mi amiga, que me miraba con los ojos como platos.

--¿Qué?-pregunté extrañada.
--¿Cómo... cómo...?-trataba de preguntar, pero parecía demasiado sorprendida.
--¿Cómo qué?-pregunté divertida.
--¿Cómo has escrito... tan... no sé... tan así?
--¿Qué significa tan así?-pregunté confundida, mirando mi carta-¿Es que acaso no está bien?
--No, no es eso, está genial, por eso lo digo, está... super genial o como quieras llamarlo, mola-admitió finalmente.
--Gracias, supongo-dije divertida, provocando que mi amiga riera.
--¿Has leído algún Imagina hoy?-pregunta mientras termina de escribir su carta.
--No, no me ha dado tiempo-admití
--Yo sí, he leído uno de Zayn que casi me da algo, lo prometo, era tan... perfecto.
--El problema es que son tan cortos...-dije algo quejica.
--Claro, son imaginas, son cortos, si quieres leer cosas más largas deberías buscar fanfics, no, mejor que todo eso, deberías escribir tú una.
--¿¡Qué?!-dije flipando por completo-¿Cómo que escriba yo una? ¿Se te acaba de ir la olla, Ángela?
--Deja de llamarme Ángela-se quejó-Angy, a, ene, ge, i griega, que parece que no lo pillas-dijo molesta porque nunca la llamara como ella quería, con su nombre versionado de alguna manera al inglés, o al menos eso decía ella-y sí, porqué no, molaría que lo hicieras, sería guay-dijo convencida.
--No es del todo mala idea, supongo, pero... ¿Quién se queda con Louis?-pregunté divertida.
--¡YO!-respondió en un grito que hizo que nos mirara medio parque y que yo riera.
--Ah no, de eso nada, mi historia, yo mando, yo me quedo con Louis.
--Que no, ¡que es mío!-dijo muy segura.
--Ya quisieras-dije picándola divertida.

Pasamos el resto de la tarde sacando argumentos por lo que Louis Tomlinson debía de ser de cada una, pero no sacamos nada en claro, obviamente; ambas le queríamos solo para nosotras dos.
Lo de escribir historias con ellos de protagonistas... no sonaba mal, quitando el problema de que discutiríamos por Lou, pero en principio tenía pinta de interesante, y aunque yo ni supiera escribir, ni mucho menos, quizás así no me aburriera por las tardes y pudiera mostrar al mundo las mil y una cosas que pasaban por mi cabeza para enamorar a esos cinco chicos que estaban tan lejos de nosotras.
Al llegar a casa me puse a dar una y dos y tres y miles de vueltas a poder escribir algo, quizás no se me daba tan mal como yo pensaba... No, seguro que se me daba infinitamente peor de lo que jamás me pudiera haber imaginado, pero la curiosidad me mataba, quería probar en ello, quería probar si era capaz de hacer algo importante en esta vida, ya que el canto estaba descartado por mi pésima voz, al igual que los deportes por ser tan patosa y un auténtico imán para los balones, por supuesto el baile tampoco, ni clásico ni contemporáneo ni de ninguna manera, no es que tuviera mucho ritmo, pero de igual manera me quedaba el piano, o al menos eso decía mi madre, que se me daba bien, solo que no practicaba lo suficiente, aunque sinceramente eso tan solo eran palabras de una madre, las cuales hagas lo que hagas siempre estará bien, excepto que fumes, bebas o te drogues, el resto están todas bien, sin dudarlo un segundo, sin tan siquiera mirarte, ellas saben que están bien.
Pero yo no tenía tan claro que se me diera bien escribir, aunque supuse que por intentarlo no se perdería nada, empezaría con uno de esos imaginas cortos, tratando de escribir con las menores faltas posibles (que en aquellos momentos eran demasiadas las que escribía) y algo que les llegara verdaderamente a quienes leyeran, que seguramente no fueran muchos y fracasara en el intento, pero que por lo menos por ganas no había sido el problema.
Por lo que me decidí; empezaría a escribir.
Es entonces cuando mi vida dio un fuerte giro, eso sin dudarlo, aunque ni de lejos al giro que daría un día que para mí sería emocionante de primeras y prácticamente imposible de segundas, pero que ocurriría aún dentro de tiempo, dentro de para mí en ese momento no mucho, ya que no esperaba ese día, pero si tan solo lo hubiera podido imaginar, hubiera estado completamente eufórica hasta que pasaran esos dos meses que me llevarían a que mi vida cambiara por completo.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Capítulo dos. Carta a Harry Styles.

Corrí el último tramo que quedaba hasta llegar al parque, al cual ya llegaba tarde y en el cual vi a Ángela sentada en el respaldo de un banco, jugueteando con su móvil desganada, ya que lo haría por estar aburrida esperándome, ya que Marisa aquella vez se entretuvo demasiado con sus ánimos y me retrasó unos quince minutos, exactamente los mismos que llegaba tarde, ya que había quedado con esa a las seis y media y ya eran pasadas las siete menos cuarto. De esta no me libraba, mi amiga me iba a matar.
Mientras corría por todo el parque la miraba, esperando a que me mirara y que no pensara que estaba viniendo pisando huevos, tal y como siempre solía y suelo caminar a todos lados.
Ella vestía una camiseta rosa, con la cual se la veía desde cualquier punto de parque debido a ser de un color rosa chicle que cegaba, vaqueros cortos y deportivas Vans que hacían juego con su camiseta, y al igual que también hacían ambos juego con la funda de su móvil. Llevaba el pelo recogido en dos horquillas a ambos lados de su cabeza, dejando ver su largo, castaño y ondulado pelo, mientras que el mío iría horriblemente desordenado y enredado debido a mi carrera, a parte de sudando como iba por este dichoso calor de Agosto.
Apenas quedaban dos metros para que llegara al banco, sintiendo como los pulmones se me iban a salir por la boca de tanta carrera, cuando ella alzó la cabeza, sonriendo divertida al verme correr de esa manera para no llegar tarde, aunque ya es tarde para eso.

--Llegas tarde-me recordó bajando del banco.
--Vete... vete a... vete a...-traté de decir decir, con las manos apoyadas en mis muslos, encorvada, tratando de recuperar el aliento por correr tanto.
--¿Que me vaya a dónde?-preguntó con humor, picándome al ver que no podía más con mi cuerpo.
--A tomar por saco un rato-conseguí decir antes de dejarme caer en el banco.

Ella rió sonoramente antes de sentarse a mi lado, esperando a que la contara las nuevas noticias sobre la carta que debía de haber llegado ya, o la que había enviado, o la respuesta que debí de haber recibido, pero que no recibí, no aquel día.
Respiré profundamente, haciendo que los nervios de mi amiga fueran notables, y que yo siguiera haciendo como que recuperaba el aliento, solo para fastidiarla y reírme de ella un rato.

--¡Dime!-me exigió dándome un golpe en el brazo, a lo que yo reí.
--¿De qué me hablas?-pregunté divertida, ya casi con la respiración a un ritmo normal.
--¿¡Dónde está?! ¿¡Te han contestado?!-me preguntó histérica, zarandeándome de uno de mis brazos, haciendo que no pudiera evitar reír.
--Aquí está-respondí sin más, dejando el sobre en el que estaba mi anterior carta a mis ídolos, y la cual había venido de vuelta sin una respuesta, en el banco.

Ella se apresuró a cogerla, la miraba emocionada, como si fuera la respuesta a alguna de mis cartas, como si allí dentro hubiera algo escrito por alguno de esos cinco chicos, cosa que deseábamos inmensamente, pero su emoción se desvaneció de un soplo al percatarse de que era una devolución, que ni siquiera la carta había llegado a ellos, por lo que me devolvió la carta en la mano sin decir nada, antes de apoyar los codos sobre sus rodillas y las manos bajo su barbilla, mirando con el ceño fruncido como un puñado de niños pequeños jugaban a subirse por unas cuerdas que había colocadas en esa zona del parque, separada por un par de metros de nuestro banco.
Ángela estaba cabreada, por no decir que en ese momento podría soltar un grito impresionante. La conocía demasiado bien, sabía cuando estaba enfadada, o cuando triste o molesta, dependiendo de cómo estuviera era mejor hablarla o no hacerlo y simplemente esperar a que el berriche se la pasara solo, pero aquella vez parecía demasiado cabreada, su ceño increíblemente fruncido apoyaba mi teoría.

--Deberías haberte acostumbrado a esto-comenté con algo de humor, colocándome mejor en el banco.
--Esto es completamente injusto-respondió sin alzar la voz, cosa que me sorprendió.

Ella era muy de gritar, si algo la molestaba realmente lo gritaba y no importaba qué persona fuera, si estaba enfadada te lo haría saber de un grito, y si ya las personas que la habían molestado muy seguidamente lo habían hecho antes que tú, cuidado, podría aguantar perfectamente que cinco antes que tú la comentaran que no les gustaba los vaqueros que ella llevaba, pero como fueras tú, de manera ingenua y la dijeras algo de aquellos vaqueros... mejor que supieras que ella es así y que no tienen nada en contra de ti, sino que siempre la paga con el menos indicado.

--Las inglesas allí, viéndoles hasta para comprar el pan, ¿y nosotras qué? vale, quizás nosotras no, que sabemos de ellos desde hace dos meses, pero ¿las que estuvieron desde el principio? llevan dos años esperándoles y ellos ni siquiera han pisado España, quitando cuando estuvieron en X Factor, claramente. Ni un concierto, ni una entrevista, apenas puedes encontrarles en una revista, ¿por qué? Porque somos españolas, es totalmente injusto.

Sus palabras me hicieron abrir los ojos de par en par. Estaba segura de que en mi vida la había escuchado quejarse de esa forma; una forma tan argumentativa, tan explicativa y sobre todo, con ese volumen de voz tan bajo.
No sabía como interpretar su actitud, ¿quizás estaba madurando? No, que va, era simplemente una fase dentro de su enfado que aún o había visto, esa fase se llama; estar tan sumamente cansada de gritar sabiendo que no vale la pena. Valer la pena no valía, por mucho que nosotras gritáramos que queríamos que vinieran no lo harían,; estaban demasiado lejos para oír nuestras quejas y súplicas.

--Es injusto, pero ¿qué podemos hacer nosotras?-pregunté, esperando que su respuesta fuera tan profunda como había sido la anterior.

Me equivoqué, claramente.

--Podríamos ir a Londres, les secuestramos y les traemos aquí, les dejamos encerrados en nuestros cuartos y así viviremos junto a ellos para siempre ¿qué te parece mi plan?-preguntó mirándome a los ojos, con una marcada diversión.
--Quitando el que sea algo ilegal, que nuestros padres no nos dejarían, que no tenemos dinero para irnos a Londres y que estás como una cabra, es un buen plan-confirmé con humor.
--No, enserio, tengo otro plan genial-comentó, algo más seria.
--Soy todo oídos-respondí esperando oír otra estupidez tan monumental como la que había oído minutos antes.
--Acabo de encontrar la supuesta dirección de Harry-hablaba tecleando en su móvil con velocidad-podemos intentar enviar las cartas a sus casas en vez de a sus managers-propuso muy segura-son cinco chicos y no hay muchas direcciones por ahí, seguro que alguna de ellas es verdadera y les llega.

Me paré a pensar esa probabilidad, que la verdad, sonaba bastante bien, pese a que fuera descabellada, pero ya de perdidos al río como se suele decir.
Escribir la carta a uno en vez de a cinco sería algo que quizás fuera más emotivo y hasta más fácil de hacer, ya que el sentimiento, aunque de primeras sea el mismo, siempre se tiene desarrollado de manera diferente hacia cada uno de los chicos, aunque todos partan del amor, por lo que no veía que fuera algo estúpido o simplemente improbable, tenía la esperanza de que alguna de las direcciones sería la correcta y los sentimientos de muchas directioners españolas, podrían llegar a ellos mediante mis cartas o las de Ángela, aunque la verdad ella prefería pasarse el día enviándoles tuits, antes que escribir cartas, pero de igual manera, aquel plan tenía posibilidades.

--Está bien-respondí finalmente-¿has conseguido la dirección de alguno de ellos?
--De momento solo la de Harry, o la supuesta de Harry, ya que en realidad tengo cuatro-admitió divertida-pero bueno, solo aparecen cuatro, tú escribes dos y yo otras dos.

Pasamos toda la tarde en aquel parque, como solíamos hacer en cuanto llegaba la primavera y hasta que el otoño llegara.
Hablamos de nuestros "planes geniales" sobre cómo podríamos conocerles, sobre como enamorar a Louis Tomlinson, ya que en esos momentos, era nuestra "debilidad compartida", ya que ambas le queríamos a él como futuro marido, algo extraño, porque solo era uno y nosotras dos, pero desde el primer momento dijimos que la primera que lo enamorara se lo quedaba y presentaba a alguno de los cuatro a la otra.
Llegadas las nueve, cuando el cielo ya había oscurecido y debíamos de volver a casa, para escribir las cartas o buscar más y más información sobre ellos, nos despedimos y marchamos hasta llegar junto a nuestras respectivas familias, las cuales no comprendían nada de lo que sentíamos hacia esos chicos, pero que tampoco nos importaba demasiado, nosotras estábamos plenamente convencidas de que algún día nuestras cartas serían respondidas y nuestros sentimientos hacia ellos correspondidos.
Quizás era soñar demasiado, pero como suele decirse "Soñar es gratis" y si no hacíamos daño a nadie con nuestra forma de pensar ¿qué importaba lo que el resto opinara?
Aquella noche, después de haber cenado y haberme duchado, me encerré en mi querida guarida, dispuesta a que nadie me interrumpiera y por supuesto, dispuesta a escribir la misma carta dos veces y enviarla a las dos direcciones que Ángela me había proporcionado.
Cogí un folio, una carpeta y un bolígrafo negro que escribiera bien. Me tumbé sobre la cama, aquella que no tenía apenas sábanas debido a que dormir con algo más que una fina sábana en Agosto y en Madrid era como un suicidio. Destapé el bolígrafo con la boca y me dispuse a plasmar todo lo que sentía hacia ese chico de pelo rizado y ojos verdes en un folio.

Querido Harry Styles:

Querido Styles, querido Hazza, querido más que querido Harry.
Te escribo desde un lugar, quizás no muy conocido para ti y mucho menos visitado. No es un país que tenga riquezas, no es un país en el que sobresalgamos por precisamente el dinero, pero es un buen país, si te paras a visitarlo y conocerlo, si te paras a tratar de comprender a nuestras gentes, tan vivarachas y a veces estresadas, tan amables (dependiendo de cuales), tan aparentemente peligrosas, aunque sea solo eso, apariencias. El país desde el que te escribo se llama España.
Sí, España, ese de la paella, de los toros, del jamón serrano, del flamenco, de los "Ole", sí, ese país que visitan tantos compadres vuestros, tantos ingleses, pero ninguno de ellos vosotros.

El país desde el cual te escribo quizás sea lo de menos, ya que lo realmente importante, es lo que escribo y lo que quiero que entiendas, pese a que está en otro idioma, demasiado distinto al tuyo, pero de igual manera, espero que comprendas y que al menos sonrías mientras lees todo lo que sentimos las directioners que no estamos viviendo precisamente a vuestro lado.

No quiero excederme demasiado escribiendo, ya que no tendrás mucho tiempo para tratar de descifrar lo que significan todas estas palabras, tampoco que te canses al leerlo y pienses que es algo aburrido, por lo que, trataré de no hacer esta carta demasiado larga.

Si pudiera describirte en una palabra, Harry Styles, te podría definir como "fuerza", sí, fuerza, una fuerza quizás no física, sino mental, psicológica. Pensarás "¿Esta chica de qué me habla?", pues te hablo de ese vídeo, de ese maldito vídeo en el que pareces darte por vencido frente a los haters, en el que dices con toda la sinceridad del mundo, que te derrumbas con facilidad, que te sueles parar a pensar "¿Por qué me odian? ¿Yo qué les he hecho? Ni si quiera me conocen personalmente ¿Cómo pueden odiarme?", pues bien, visto ese vídeo quiero confesarte una cosa: todos aquellos que te insultan, son imbéciles.
Sí. lo son, lo son en exceso, porque no eres una persona que merezca ser odiada, eres tan solo un chico que está cumpliendo su sueño y al que no le debería de importar lo que el resto piense, ya que sinceramente eres increíble. Eres un chico increíble, una persona increíble, que merece cumplir su sueño y para nada merece que le odien o le insulten (al igual que al resto de los chicos), eres tan solo Harry, un chico que trabajaba en una panadería y que gracias a tu talento, esfuerzo y algo de suerte, estás por un muy buen camino para llegar a todo lo alto (si es que no se puede decir que One Direction ya está en todo lo alto).
No quiero que te rindas, ni que pienses que todas las cosas que te dicen esas personas son ciertas, porque no lo son, eres maravilloso y muchas personas querrían ser la mitad de lo increíblemente bueno que eres y de todo lo que nos ayudas desde allí.

Solo quería decirte eso, que me siento orgullosa de hacerme llamar directioner, de tener ídolos como vosotros, como tú, un claro ejemplo a seguir y un claro ejemplo de que nadie es perfecto y de que todos tenemos sentimientos, un claro ejemplo de persona a la que seguir, a la que imitar y apoyar. Decirte que eres perfecto para mí y para muchas personas ahí afuera y que por ese mismo motivo, no debes de dejar que las malas críticas y los "Te odio" ,"No me gustas", "Cantas mal", te afecten lo más mínimo, ya que no tienen sentido, porque eres una maravillosa persona.
Eres perfecto, con tus buenas y malas cosas, desde la punta de los dedos de los pies hasta el último de tus rizos, pasando por tus preciosos ojos esmeralda, tu deslumbrante sonrisa, tus infantiles (y sexys) hoyuelos, tu gracioso tatuaje de la estrella en tu antebrazo izquierdo y obviamente tu gran corazón, todas y cada una de las partes de ti son imperfectamente perfectas y por ello, no quiero que nunca cambies, quiero que seas siempre así, con tu grave y lenta voz al hablar, con tu precioso pelo rizado, con tus pequeños defectos, que te hacen increíblemente genial.

No cambies, por favor.

Te lo pide por favor
Una persona que está tan lejos de ti y te quiere,
desde un país lejano y de habla distinta,
una directioner que desea conoceros.

Anastasia.


Ni siquiera sabía el porqué de que escribiera mi nombre completo, nadie me llamaba así, salvo mi madre cuando estaba cabreada conmigo, pero exceptuando esos casos, nadie me llamaba así, mi nombre es demasiado largo como para llamarme de ese modo, siempre fui Ana, o Tasia, Tass para Ángela, que amaba cambiar de nombre a todo el mundo, pero sinceramente, mi nombre completo no me parecía bonito, parecía... del siglo pasado, pero igualmente lo ponía en las cartas hacia mis ídolos sin un motivo aparente, aún así lo ponía, y en ese momento me di cuenta de que parecía que les estaba escribiendo la carta una mujer ya de avanzada edad y no yo que rondaba los catorce en aquella época. Fruncí el ceño, observando el final de la carta, observando mi nombre y decidiéndome si tacharlo o no; no quería tener que escribirla de nuevo, y si lo tachaba quedaría mal, por lo que tan solo suspiré y me puse a buscar alguna falta realmente gorda que me hiciera tener que reescribir la carta y no solo por el hecho de haber escrito mi anticuado y largo nombre completo; tristemente no fue así, ni una falta, por lo que no tuve más remedio que dejarla tan y como estaba.
Releí una y otra vez la carta, pensando en si estaría bien, si le había expresado correctamente, si era demasiado larga o quizás demasiado corta, si le llegaría, si la comprendería por algún motivo o con ayuda de un traductor... si tal vez y solo tal vez pudieran gustarle mis palabras y mis sentimientos, los cuales todas las directioners tenemos hacia ellos y queremos demostrarles, de no ser porque algunas nos encontramos malditamente lejos de ellos y quizás nunca les podamos conocer... No, eso sí que no lo creo ni por muchas veces que lo diga, piense o escriba, todas y cada una de las personas que tienen un ídolo deberían conocerlo, ya sean Directioners, Beliebers, Sheerios, Lovatics, Smilers, Selenators, Jonatics, Rushers, Musers, KatyCats, Bratzs, Little Monsters, Swifties o de cualquier tipo de fandom o seguidor de cualquier persona famosa, todas y cada una de las personas a la que deben parte de su vida (ya que muchas han sido salvadas de su propia autoestima gracias a diversas canciones de distintos artistas) solo por eso, ya merecen ser admirados y respetados, apoyados, en los buenos y malos momentos, por personas de aquí y allá, de sexo masculino o femenino, de la edad que sean, siempre estaremos junto a nuestros ídolos aunque ya no se pueda ver ni la más mínima pizca de esperanza, siempre estaremos con ellos, porque al fin y al cabo, ellos salvan vidas sin ser policías, bomberos o médicos.
Se podría decir que en parte ellos salvaron mi vida, mi autoestima no es la mejor del mundo, tampoco es que fuera una de esas chicas que sienten tanto dolor que cortan sus brazos o dejan de comer solo porque piensan que no están en su correcto peso, no, mi autoestima no había llegado a esos límites, pero sí a los límites de darme cuenta de que no encajaba en ningún lugar, en clase; siempre la solitaria, y aunque estuviera con amigos, no era lo mismo, me sentía como pez fuera del agua, algo realmente incómodo y que no sabía cómo remediar, ya que había probado muchas cosas para adaptarme al resto y poder encajar, pero ni de lejos llegué ni medio a encajar, hasta que llegó el día en el que vi ese vídeo y entonces comprendí el porqué de que yo no encajara; aquel no era mi lugar.
Quizás físicamente sí que fuera mi lugar, mi España, mi Madrid, mi querido y peligroso barrio de Carabanchel al que los chicos nunca irían, quizás ese sí que fuera el lugar al que yo estaba predestinada a nacer y vivir (aunque mis planes fueran irme a vivir a Londres), tal vez sí que encajara en ese país, pero no en esa sociedad, no estaba con mi familia. Sí, mis padres, mi hermano, mis abuelos, mis tíos, a ellos sí que les tenía, pero yo me refiero a mi "otra familia", esa que me comprende, que comprende mis gustos y rarezas, mis locuras sin sentido, mi forma de ser, esa "otra familia", yo la llamo "familia directioner". Esa familia que estaba, está y estará distribuida por todo el mundo, esa familia compuesta de hombres, de mujeres, altos, bajos, rubios, morenos o pelirrojos, españoles, ingleses, americanos, japoneses, chinos, franceses, italianos, africanos, indios, polacos, rusos y de todos y cada uno de los países que hay en este mundo, siempre hay un porcentaje, ya sea alto o bajo, de familia directioner repartida por el mundo y siempre alguien estaría dispuesto a ayudarte, quizás no en tu idioma, pero siempre había, hay y habrá alguien que te comprenda, y por esa misma razón, creo que ellos, esos cinco chicos que no me conocen, que son increíbles, que son simpáticos, talentosos, apuestos, famosos y ricos, han salvado mi vida, porque simplemente, han hecho que encaje que algún lugar de este mundo en el que no sabía qué hacer, aunque supongo que estaba predestinado; yo nací para ser directioner.

domingo, 2 de marzo de 2014

Capítulo uno. Carta a One Direction.

Queridos One Direction:

Queridos Harry, Liam, Louis, Niall y Zayn, mi carta va dirigida a vosotros, tan solo a vosotros, a mis cinco ídolos, mis cinco idiotas de las escaleras, mis cinco héroes sin capa, mis ángeles sin alas... Esta carta es solo para vosotros, por lo que espero que os llegue, que la leáis y si no fuera demasiado pedir con vuestra apretada agenda, que la podáis responder, aunque tan solo sea una mísera palabra, la que sea, será como oro en paño para mí.


Tan solo quería daros las gracias. Daros las gracias por todo. Por decirme cosas que nunca nadie me dice, porque no caigo demasiado bien, porque no sea guapa, porque no tenga un cuerpo bonito, porque no le importe a nadie... pero aún así vosotros me decís, en vuestras canciones; me decís que soy guapa, que soy perfecta, con mis defectos, con mis cosas, me hacéis sentir querida, me hacéis sentir que hay alguien ahí afuera a quién importo y quien me quiere, que haría muchas cosas por mí, solo por conquistarme, pese a que esteis lejos de mí y no pueda veros, no pueda hablar con vosotros directamente debido a tanta gente que desea veros, pero una parte de mí sabe que nos encontraremos y que algún día podré deciros todo lo que os quiero, todo lo importante que sois para mí, todo lo que daría solo por poder abrazaros y daros las gracias, aunque ni estando con vosotros todos y cada uno de los segundos que hay en este mundo podría agradeceros lo suficiente todo lo que hacéis por mí de forma indirecta, pero que hacéis; como hacer que mi día, en el que quizás no sea la chica más popular del instituto, sea mejor, sintiendo que no estoy sola, que vosotros estáis junto a mí, hacer que no me vea tan fea como en realidad soy, ya que vuestras canciones hablan de la belleza interior, algo que quizás tenga, pero que no mucha gente se para a conocer, me hacéis sonreír aunque sienta que ya no vale la pena, que lo mejor sería darme por vencida, dejarme caer y que el resto me pisoteara, pero no, vosotros no me permitís eso, nunca lo hacéis, siempre me dais fuerzas para que me levante y siga con todo, vosotros sois mi sonrisa de cada triste y oscuro día que se me pueda presentar, sois mi carcajada cuando solo quiero llorar, sois la valentía que mantiene mi cuerpo y me permite hacer y decir cosas que en otras circunstancias quizás no me atrevería, sois demasiado importantes y valiosos para mí.


Mis padres me regañan, mi hermano se burla de mí, mis amigos a a veces no me entienden, me dicen que estoy empezando a enloquecer, que no es normal llenar todo un cuarto de pósters, que no es normal hablar siempre de cinco chicos que viven en la otra parte del mundo (siempre y cuando estéis en alguna parte de las Islas Británicas), que no es normal que mis notas bajen solo por vosotros, que no es normal que me sepa todas las letras y melodías de vuestras canciones mejor que una hoja de un tema cualquiera del que tenga examen al día siguiente, que no es normal saber tanto sobre vosotros, vuestros cumpleaños, vuestros gustos, el lugar en el que os encontráis... Para ellos, nada de eso es normal, les parece tan extraño todo eso como el que pueda amar a cinco personas a la vez, que pueda amaros a vosotros, aunque no me conozcáis, aunque yo solo sea una cabeza más en medio de un público inmenso, aunque tengáis parejas y las améis a ellas antes que a mí, aunque no habléis mi idioma (el español a medias de Niall pongamos que no cuenta), aunque vosotros seáis casi perfectos y yo una directioner más del montón, aunque viváis tan lejos, ellos no pueden entenderlo, no lo pueden hacer y seguro que nunca lo harán, nunca entenderán qué se siente al escucharos en la radio, al veros en la televisión, al escuchar una canción vuestra en un anuncio publicitario, al que escribáis un tuit, al que nos deis un retuit o nos sigáis en twitter (yo aún no lo he sentido, pero seguro que algún día lo haré). Nadie puede saber lo que se siente al estar en un fandom, hasta que realmente lo estás. Yo misma lo decía, lo pensaba al ver a los y las beliebers "Estos chicos están locos, ¿cómo pueden quererlo? no le conocen, él no sabe que existen, solo son un montón de cabezas chillonas que le hacen ganar dinero. ¿Cómo pueden dar tanto dinero por él? ¿Por un concierto suyo? ¿Cómo dormir en la calle esperando la cola para entrar a un concierto? Está claro que todos están para un psiquiátrico" y sin embargo yo fui la siguiente en caer, fui yo la siguiente en no dormir por ver un vídeo vuestro, fui yo la siguiente en gastar todo mi dinero en vosotros, en una entrada de concierto, en un disco, en un libro vuestro, en vez de gastarlo como el resto de mis compañeros de clase; en salir de marcha, en alcohol, en fiestas... Fui yo, sin duda que fui yo la siguiente en comprender qué era un fandom, a qué te comprometías sin darte cuenta...


Muchos no entienden qué significa pertenecer a un fandom, no saben lo que significa ser directioner, muchos lo definen como "Fan del grupo One Direction", pero esos ignorantes no saben que detrás de la palabra "Fan" tan solo existe el sentimiento de "Uy, una banda nueva, mira que chicos más guapos, voy a seguirles" y después pasados dos días eso se convierte en "Oh, mira, una cantante nueva, la amo, voy a seguirla, ya paso de esos del otro día", eso sí que significa ser fan, ser una persona a la que le gusta un artista, que le gusta su música o su trabajo, que le agrada, pero ni punto de comparación con lo que significa ser directioner o de cualquier otro fandom.

Ser directioner es no dormir por un ver un vídeo vuestro, es emocionarte y sentirte orgullosa cuando os vemos en cualquier lugar, es recordar viejos tiempos, aquellos en los que encontramos un vídeo vuestro, una canción por primera vez y llorar de emoción al darte cuenta de que habéis crecido, pero seguís siendo los mismos chicos de X Factor, es darse cuenta de que tu vida ha cambiado, de que has hecho amigos... ¡Qué amigos! Es darse cuenta de que has encontrado a una familia, a una familia repartida por todo el mundo, de personas adultas, de personas que son apenas niños, de chicas, de chicos, de los que lo viven más o lo viven menos, pero es darte cuenta de que tienes una familia.
Ser directioner es recibir insultos por parte de aquellos que no respetan y os llaman de todo, desde opinar sobre vuestra condición sexual, hasta vuestra voz o religión, es meterte en todos los líos solo por defenderos, es cantar vuestras canciones hasta quedarte sin voz, es escribir vuestro nombre por todas partes hasta que te duela la mano, es chillar con orgullo "Soy directioner" aunque el resto te mire mal, te mire mal solo por no comprenderte y no ser igual al vuestro. Es pegar posters por todas partes, aunque tus padres te regañen, aunque tus padres te castiguen, es hacerlo porque así sentimos que vosotros estáis junto a nosotros, apoyándonos, viéndonos llorar cuando algo va mal, vernos reír cuando nos lo pasamos bien, sentir como estáis apoyándonos aunque solo sea un trozo de papel impreso con vuestra foto pegado con celo o chinchetas a los armarios o a las paredes, al techo en ocasiones cuando ya no hay más lugar donde ponerlos.
Ser directioner es mucho más que una palabra, es un sentimiento, un sentimiento que te lleva a hacer las cosas más descabelladas que en la vida podrías haber pensado.
En ocasiones ser directioner significa llorar hasta quedarte dormido, es llorar de desesperación al no haber conseguido una entrada para un concierto vuestro, es llorar de impotencia cuando son tus padres quienes no te lo permiten, es llorar de puro dolor cuando tenéis una pareja que os hace felices y que no somos ninguno de nosotros, aunque después comprendamos que os hacen felices, pero siempre lloraremos por el dolor de no poder estar tan cerca de vosotros como vuestras parejas lo están.
Ser directioner es simplemente un sentimiento que no se comprende hasta que estás en un fandom.
Un sentimiento que vosotros habéis creado sin apenas daros cuenta, tan solo cumpliendo vuestro sueño, cantando, sin daros cuenta de que lo que en realidad hacéis es salvar nuestras vidas, salvar las vidas de personas que se cortan los brazos hasta que no queda piel en ellos solo porque se sienten inferiores, sienten que este mundo no es para ellas, que ni sus amigos, ni sus padres, nadie ha podido hacer que paren de hacer eso, hasta que él o ella encontró una canción vuestra y se dio cuenta de que no merecía la pena hacer eso, que debía aprovechar su vida, debía de seguir adelante, sabiendo que había cinco chicos deseando conocerle en otro lugar del mundo.
Esa persona cambió sus cuchillas por canciones, por posters, por discos, por libros, pero no de cualquiera, no, cambió el hacerse daño a sí mismo por vosotros, por esos cinco chicos que hicieron darse cuenta a esa persona que debía de seguir luchando aunque no quedara motivo aparente.
Habéis salvado la vida de ese chico o esa chica que no comía o que lo hacía y después se metía los dedos en la garganta hasta que saliera todo lo que ellos veían como algo que engordaba. Vosotros habéis hecho que esas personas cambien y que se den cuenta de que no todo el mundo es perfecto, de que hay personas altas, personas bajas, gordas o flacas, rubias, morenas, pelirrojas, de todas clases, pero todas ellas bellas, y habéis sido vosotros los que lo habéis hecho posible, los que habéis salvado vidas solo cantante, solo haciendo tonterías, solo...solo siendo vosotros mismos.

Esta carta... ¿Qué será de esta carta? quizás no la mande ni a la dirección correcta, ya que hay tanta información sobre vosotros que nadie sabe cual es la verdad, quizás me llegue de vuelta como hacen todas las cartas que os mando, quizás os llegue, pero como no entendéis mi idioma ni siquiera la leeréis y puede que la tiraréis, o simplemente no tengáis ni tiempo para abrir el sobre y pararos a intentar entender lo que pone, lo que significa, pero una parte de mí sabe perfectamente que algún día os llegará alguna de las cientos de cartas en las que tan solo os doy las gracias, os doy las gracias por cambiar mi vida y la de cientos de personas, qué cientos, miles y millones de personas por todo el mundo os agradecen todo lo que hacéis por nosotros, por lo que yo también debo de intentar ser visible para vosotros aunque solo sea durante los minutos que leáis esto.

Si os llega esta carta, si tenéis tan solo el poco tiempo de leerla, tan solo quiero deciros: Gracias por ser mis ídolos, gracias por estar ahí cuando nadie más lo está, gracias por hacerme sonreír cada día, gracias por apoyarme, gracias a vuestros padres por traeros a este mundo y gracias a Dios por dejar que vosotros, cinco ángeles, en cinco días distintos, tales como un 1 de Febrero de 1994, un 13 de Septiembre de 1993, un 29 de Agosto de 1993, 12 de Enero de 1993 y 24 de Diciembre de 1991, esas fechas, insignificantes para muchos, para muchos que aún no se han dado cuenta de que esos días, Dios mandó a cinco ángeles bajar a nuestro mundo para salvar las vidas que a nadie le interesaba más salvar.

Espero que vengáis a España pronto, sé que os encantará y no os arrepentiréis.


Os quiere, os adora, os ama, una directioner más del montón.
Besos y Abrazos.
Anastasia.

Suspiré mientras una de las cientos de lágrimas que habían caído por mis mejillas, se precipitaba hasta el borde de la nota, no arruinándola por muy poco. Me apresuré a apartar todas esas pequeñas gotas que habían salido de mis ojos mientras había escrito esta carta que a saber donde acabaría, aunque lo más probable fuera que viniera de vuelta a mi casa, otra vez.
Cogí uno de los muchos sobres que tenía en mi escritorio, todos decorados por mí misma con motivos directioners en las que enviaba todas mis cartas, todas mis cartas que siempre volvían y que nunca nadie leía, ya que en el momento en el que volvían a mi casa las guardaba, aún en el sobre, sabiendo que algún día podría dárselas en personas a esos chicos, tan sumamente importante para mí. Las guardaba, en un lugar secreto de mi cuarto, en un lugar en el que a nadie se le ocurriría mirar; detrás de un póster.
Sí, detrás de un póster se pueden esconder cosas, yo lo descubrí un día en el que -se supone- estaba estudiando, ya que me di cuenta de que uno de tantos pósters que tenía, estaba sellado con celo por tres de sus cuatro lados, dejando uno abierto, uno por el que podía meter algo y no abultaba demasiado, no parecía que allí detrás hubiera nada, por lo que fui el sitio perfecto en el que esconder todas mis cartas devueltas sin que nadie supiera que las tenía distribuidas por toda la habitación.
Con la dirección de mi casa ya puesta de antemano, mi nombre y una de las muchas direcciones en las que se suponía que era un lugar en el que ellos las recogían para luego leerlas, cerré el sobre, con mi carta dentro, pegué un sello y acto seguido la cogí con cuidado.
Me levanté del escritorio de mi habitación con intenciones de salir de allí.
Mi habitación, mi madre lo llamaba así; cuarto, habitación, leonera... Yo lo llamaba hogar, guarida, refugio, ese lugar que era mío, solo mío, lugar lleno de pósters por todos los lugares imaginables, lugar en el que miraras por donde miraras había cosas de One Direction, esa boyband, que encontré de pura casualidad y que con ver tan solo un vídeo me di cuenta de que ya no había vuelta atrás, de que había hecho una promesa, una promesa con el corazón de que siempre estaría junto a ellos, pasara lo que pasara, crecieran lo que crecieran, hicieran las tonterías que hicieran, siempre estaría junto a ellos, apoyándoles como ellos hacían conmigo.
Salí de mi querido refugio cerrando la puerta con cuidado. Caminé hacia la entrada de casa, me aseguré de que nadie me veía salir y salí de allí sin que nadie se diera cuenta; no quería que nadie de mi familia supiera que enviaba esas cartas.
Antes de salir del portal abrí el buzón de mi familia, ese que abría yo la primera, antes que nadie, solo por saber si había una contestación por parte de mis ídolos, pero al igual que aquel uno de Agosto de 2012, lo único que había era propaganda y una carta en la que había apuntado con bolígrafo rojo en una esquina "Motivo de devolución: mal escrita la dirección"
Resoplé de mala gana, sintiendo un puñal atravesando mi corazón al tener otra carta más con una dirección que no era la correcta. Agarré la carta en la mano, cerré el buzón con fuerza y enfado y salí de allí de una maldita vez.
Caminaba por las calles de ese barrio de Madrid, uno de los tantos que había, y quizás uno de los que menos llamara la atención en cuanto a buena seguridad, ya que quizás era un poco peligroso, pero ya una se había acostumbrado a vivir por allí, a que te quisieran robar y a veces lo consiguieran, a gente fumando cosas que precisamente no eran tabaco, en fin, a vivir allí, en un barrio cualquiera al que nunca, en la vida, irían aquellos maravillosos chicos, porque ¿para qué ir allí? ¿qué había allí que les importara? nada en realidad, un barrio como lo era Carabanchel, en el cual, lo más importante que había era el "Palacio Vistalegre" un lugar no muy grande, no muy lujoso ni mucho menos nuevo, ¿cómo podía pensar que ellos podrían ir allí alguna vez? era algo verdaderamente estúpido, pero aún así, yo mantenía la esperanza.
Caminaba cabizbaja por la calle, con el abrasador calor de Madrid chocando sobre mis hombros, claro, ¿a quién se le ocurría salir a las cuatro del mediodía en pleno verano? estaba claro que solo se le ocurriría a alguien como yo.
Debía de darme prisa en ir a la oficina de correos, había quedado con una de mis mejores amigas, Angela, en el parque a eso de las seis, y en lo que iba, esperaba la cola, cogían mi carta, Marisa, la mujer que me solía atender, me daba ánimos para que no me rindiera y siguiera enviando las cartas, que seguro que alguna les llegaba, y volvía a mi casa, podía tener el tiempo justo, por lo que me comencé a caminar a paso más rápido.
Mi mejor amiga Angela y yo habíamos conocido a ese grupo apenas hacía unos meses, yo en el mes de Junio, cuando las clases se estaban acabando, gracias a una chica que no me caía precisamente bien, ya que vi que en una de sus entradas de Tuenti, había un vídeo de ellos, un vídeo que no sabía porqué debía ver, pero algo me lo decía, algo me llamaba a verlo, por lo que lo abrí, hice click sobre ese vídeo llamado "More than this - Up all night Tour" y me quedé completamente prendada de ellos, desde ese instante en el que por primera vez les oí, hasta el día de hoy, años más tarde. Me quedé completamente anonadada al oír esas preciosas voces, esa forma de cantar, de poner tanto sentimiento en una canción, de su ropa, que era dulce y algo infantil, ya que ellos tampoco es que fueran adultos, y como es de suponer, también de su belleza física y no solo de la belleza que transmitían internamente. En cuanto vi ese vídeo me di cuenta de una cosa, de varias mejor dicho; la primera, esos chicos eran completamente increíbles. Segunda; debía de descubrir más sobre ellos (cosa que hice después de ver unas veinte veces seguidas ese vídeo y descargarme la canción). Tercera; debía de agradecer a esa chica lo que había hecho por mí, que era cambiarme la vida (a día de hoy, aún no se lo he agradecido, ya lo haré, espero acordarme). Y por cuarta y última; esa no era la primera vez que les había visto.
No, no era la primera vez que les veía, aquel día de Junio, no les había visto, unas semanas antes, en una revista. Me había comprado esa revista como hacía cada quince días, y había visto un póster de ellos. No le había tomado mucha importancia, para mí, solo eran cinco "niñatos" que a saber cómo se habían hecho famosos. A pesar de esa forma mía tan superficial y borde de ver a esos increíbles chicos, pegué el póster ¿Por qué lo pegué si no sabía quiénes eran? Nunca había pegado un póster que no fuera de alguien a quien conociera, aunque solo fuera de vista o de oídas, pero el suyo lo puse ¿por qué lo haría? Mi teoría es que Dios decidió ponerles en mi vida y no pude oponerme, ya que pegado el primero, el resto de pósters llegaron en muy poco tiempo, comenzando por una parte del armario y acabando por el techo, como está actualmente mi habitación.
Volviendo a la historia de cómo les conocí...
Acabados mis deberes, decidí llamar a una compañera de clase, ella compraba la misma revista que yo, por lo que posiblemente supiera quienes eran aquellos chicos, ya que necesitaba conocer de ellos, saber quiénes eran, algo dentro me lo decía, debía saber cosas sobre ellos.
La pregunté que quiénes serían ellos y me dijo lo mismo que yo sabía, que se llamaban "One Direction", lo ponía en una esquina del póster, no era muy difícil adivinar el nombre del grupo, pero ella parte me descubrió un dato más; eran ingleses. No es del todo cierto, ya que solo cuatro de ellos lo son, pero en ese momento yo ya había descubierto su procedencia (más o menos)
Hablamos de todo un poco, como hacíamos siempre, incluido nombrar a esos chicos alguna que otra vez, hablando de cuál de ellos era el más guapo.

--No sé, todos están bien.

Recuerdo que comentó ella con desgana, la verdad, no se la veía entusiasmada con esos chicos, tanto como lo estaba yo en esos instantes, con la adrenalina recorriéndome, queriendo saber más de ellos.
Yo tan solo observaba el papel impreso, colgado justo al lado del cabecero de mi cama, lugar donde los vería perfectamente según me levantara.

--Sí, pero hay uno que lo es mucho más.

Mi mirada se paró frente a un chico que posaba de pie, de medio lado, apoyado en un chico de rubio de ojos azules, al cual, debido a su apariencia y a que me recordaba a cierto imbécil de clase, llamé "Chulo engreído" ¿Quién me iba a decir a mí que ese "chulo engreído" que me parecía a mí iba a resultar ser un chico increíblemente dulce (aparte de mi debilidad)? Nadie me lo dijo, nadie me lo avisó ni informó, pero ese chico de ojos azules como un lago en calma, llamado Niall Horan, es el chico con el que actualmente desearía pasar toda una eternidad junto a él, para mí en ese momento era un chico que seguro que la fama le había trastornado y solo quería dinero y más dinero. Que equivocada estaba Dios mío...
El chico que me había llamado la atención estaba colocado de pie tras un chico de pelo rizado, alborotado y castaño, con ojos verdes y hoyuelos infantiles, a ese (por alguna razón) le llamé "Mujeriego" (Cosa que me hace comprender porqué todo el mundo opina eso del pobre Harry. No es que él haga nada, es simplemente su cara, ya que yo tan solo había visto esa foto de él y ya lo opinaba) solo porque tenía cara de serlo.
Junto al chico de pelo rizado, Harry Styles, había otro moreno, más...normal por así decirlo, ya que el resto poseían ojos increíbles, a este no le tomé mucha importancia (No habrá tiempo suficiente en el mundo para que me arrepienta de haber llamado al increíble Liam Payne, mediocre), solo opiné de él que era gay, ya que tenía abrazado a él por la espalda a otro moreno, de piel más oscura, lo cual me hizo pensar que era sudamericano (Si pudiera retroceder en el pasado hasta el momento en el que los conocí, me daría un guantazo a mí misma por tonta), para mí esos dos, Liam Payne, y el moreno, también un chico que no parecía sobresaltar en nada (Tonta de mí), eran pareja, solo por estar abrazados, menuda estupidez, la verdad, pero bueno, ese era mi absurdo punto de vista.
El que quedaba, el chico que quedaba, el cual por algún motivo me había llamado la atención era aparentemente alto, con unos buenos pectorales que se marcaban a su camiseta blanca, la cual llevaba algo extraño para mí; tirantes. Sí, tirantes de color negro, lo cuales me extrañaban, ya que para mí eso era algo que solo llevaban los señores mayores, pero a él no le quedaban como a un anciano, ni mucho menos, sujetaban unos vaqueros de color rojo estridente que tanto llamaron mi atención, al igual que él. Sus ojos, azules como un par de zafiros azules, se incrustaban en su bella y divertida cara, cosa que le hacía (y le sigue haciendo) increíblemente apuesto, al igual que ese pelo castaño indomable. Sí, Louis Tomlinson fue el chico que me llamó la atención en cuanto supe de qué iba One Direction.
Lo amaba, o creía hacerlo, ya que el día que descubrí a su novia, Eleanor Calder, después de pasarme toda una tarde llorando desconsolada en el suelo, me di cuenta de que no podía hacer nada, tenía novia y era demasiado mayor para mí (me saca siete años), por lo que, como un rayo fulminante, ya no me imaginaba casándome con él, sino más bien como un buen amigo con el que confiar y salir de fiesta, un amigo de verdad, aunque está claro, le seguía amando y lo sigo haciendo, aunque no sea mi debilidad.
Pensé que una vez descubierto que tenía una novia y que a mí no me querría, olvidaría a ese grupo, pero no, su música me ató más de lo que me pude imaginar en cuanto les escuché por primera vez, permanecí con ellos, escuchando su música, viendo sus vídeos por Youtube, enterándome de sus cosas, un día tras otro, una semana tras otra, mes tras otro y lo seguiré haciendo hasta el día que mi corazón se pare, aunque claro, quizás no sea así... quizás después de la muerte puedas seguir sintiendo cosas y les siga amando, así que como nadie sabe lo que hay después, yo tan solo digo que les amaré por siempre. Aunque mis padres no me crean y piensen que es una cosa de adolescentes, aunque mis amigos piensen que se me va la cabeza, aunque crezcan, aunque cambien físicamente, aunque hagan cosas que les perjudiquen a ellos mismos, yo seguiré con ellos.