jueves, 9 de junio de 2016

Capítulo nueve. Chicas fantasma.

--¿¡DÓNDE SE SUPONE QUE ESTÁBAIS?!

Mi madre ya se encontraba montando el gran escándalo en medio de la vía pública, pero eso tampoco era nada nuevo. De todas maneras, ya me podía chillar lo que quisiera que yo no iba a dejar de sonreír, no mientras las imágenes de los chicos pasando frente a mis ojos se repitieran una y otra vez. Mi madre noes taba echando la bronca de nuestras vidas, a decir verdad, nos la estuvo echando hasta que llegamos al coche, durante estábamos en el coche y, para Angy hasta que la dejamos en la puerta de su casa, para mí hasta que me metí en mi cuarto, todavía con una sonrisa de oreja a oreja.
Les había visto. Podía jurar que les había visto. Estaba claro que no podía proclamarlo a los cuatro vientos porque la gente empezaría a acercarse a nosotras por interés, y además, romperíamos ese "pacto" con Alberto.
Dios. Alberto. Se lo había perdido. Se había perdido a los chicos. A nuestros chicos. Los gritos de Louis. La inmensidad de Harry. La sonrisa de Liam. La risa de Nialll y las palabras de Zayn, de su debilidad ni más ni menos. Le iba a dar un infarto en cuanto lo supiera.
Me quité todo el maquillaje que había quedado completamente emborronado, me puse el pijama y saqué de la pequeña mochila que había llevado, el sobre ya arrugado del tal Alberto, para poder escribirle todo lo que había pasado. Todo lo que se había perdido.
No es que me hiciera demasiada gracia hablar con desconocidos por carta, pero vamos, si él quisiera hacerme daño, en primer lugar vivía demasiado lejos, en segundo, ya tenía mi dirección para secuestrarme si es lo que quisiera; ya había tenido oportunidad para hacer algo así, en el aparcamiento; y habíamos visto a los chicos gracias a él, fuera quien fuera. Estaba claro que al menos se merecía una respuesta y un agradecimiento.
Si era en realidad un violador, asesino psicópata o algo por el estilo, ya me arrepentiría después.
Escribí con rapidez su dirección y la mía en un sobre, uno también decorado como los que enviaba a las supuestas direcciones de los chicos. Cogí un folio, respiré hondo y traté de explicar todo lo que nos había pasado y todo lo que se lo agradecíamos.

Querido Alberto:

En primer lugar, me gustaría asegurarme de que no eres peligroso. Así que si pretendes ganar algo con esto, quiero decirte que mis padres no tienen dinero, así que eso de un rescate lo veo difícil e inútil, y que tampoco soy demasiado agraciada como para que violarme vaya a parecerte interesante (¿los violadores realmente se fijan en eso o simplemente en que pueden meter en algún lugar la polla?). Así que si eres algo de eso, lo siento pero te vas a llevar un chasco.

En segundo lugar, previamente arreglado lo primero... ¿¡DÓNDE SE SUPONE QUE TE METISTE?! ¡TE PERDISTE A LOS CHICOS! 

Dios, te puedo asegurar que son aún más increíbles de cerca, ¡y no estoy exagerando! porque muchas veces me dicen que tiendo a exagerar, pero esta vez no. Te lo juro. Son increíbles. Sus voces son increíbles. Sus ojos son increíbles. Sus sonrisas son increíbles. En fin, todo en ellos debe de ser increíble (hasta lo que no vemos). Tendrías que habernos visto a mi amiga Ángela y a mí (tuve que llevarla conmigo, solo era una persona y no la iba a dejar sola, mucho menos sabiendo que teníamos una posibilidad. Y ella no se lo dijo a nadie, así que espero que no te moleste que comparta tus estrategias con ella. Ninguna de las dos diremos nada, prometido) cuando les vimos. Yo noté que alguien ponía una mano en mi espalda y pensé que era ella, pero cuando me di la vuelta...casi se me para el corazón. ¡Era Louis! Creo que le asustamos un poco al pobre, porque se puso a chillar y creo que pensaba que necesitábamos un médico (íbamos disfrazadas por Halloween, por si no te lo había mencionado). Todos nos dijeron algo, ya fuera con palabras o con una sonrisa. Insisto en que son maravillosos, mucho más que en las fotos, vídeos y demás.

En tercer lugar, quería agradecerte que me contaras aquello. Sin tu ayuda no habría podido verles. Y de verdad que lamento mucho que no pudieras estar. Espero que no te pasara nada grave y que por ello no pudieras ir, me sentiría bastante mal por haberles visto y tú no :c. Pero enserio, no sabes cuanto te lo agradecemos.

Por último, decirte que aquí tienes ya un par de amigas nuevas para toda la vida (claro, que si eres un loco que quiere matarnos prefiero que no) y que cualquier cosa que necesites, aquí estaremos. Intentaremos trazar más planes para verles, tratando de que no impliquen el salir del país, ya que dudo bastante que nuestros padres nos dejaran, pero si alguna vez llega a darse el caso, y acabamos en Londres, me gustaría que nos conociéramos. 

¿Sigues en Madrid? ¿Dónde queda más o menos tu hotel? Quizás podamos vernos aunque sea un rato. ¿Tienes whastapp? En España ahora mismo no lo usa demasiado la gente, pero no sé si será lo mismo en Londres. Si tienes, porfa, mándame un mensaje a este número: +34 601 234 567, porque creo que va a ser bastante más rápido que por cartas, y sino ¿usas Wattpad? (Sé que lo usas, todo lo usamos aunque solo sea para leer ¬¬) mi nombre de cuenta es Elizabeth_Wardebroke (no preguntes por el nombre, es bastante estúpido todo) mándame un mensaje directo, o sino ¿qué tal twitter? yo soy @AnaLoves1D.

Creo que te estoy dando demasiada información como para no tener claro que no me vayas a secuestrar, pero bueno, ya que tienes mi dirección creo que no tendría nada que hacer si así fuera.


Espero tu respuesta por cualquier lado.
También espero que no seas un 
psicópata secuestrajóvenes.

Anastasia.

Doblé la carta y lo metí en el sobre. Guardé éste en un cajón, poniendo un post-it para que no se me olvidara enviarla mañana por la mañana, y me metí en la cama, pensando en si realmente era buena idea enviar esa carta o no. Pero bueno, ya estaba escrita y ya lo decidiría mañana. Además, había conocido (o algo parecido) a los chicos, y no podía pedir más en aquellos momentos.
Decidí aprovechar toda esa histeria para indagar y descubrir más cosas sobre twitter y sobre los chicos en sus cuentas. Empecé a seguir a un montón de cuentas de Updates (que por eliminación di por hecho que eran cuentas que informaban dónde estaban los chicos en cada momento) de todos los países, encontrando la de España. 
En ese momento quise darme con la cabeza contra una pared. Esas chicas habían retuiteado un montón de fotos de personas de aquí, de Madrid, que habían conocido a los chicos...porque antes de irse a El Hormiguero, habían llegado a la conclusión de que los chicos estaban en un hotel, en el Eurostars ni más ni menos.
Joder, había un montón de abrazos y cosas firmadas, y cuando me refiero a un montón, me refiero a más de cien personas distintas. Los chicos se habían tomado la molestia de  dar algo a cada una de esas chicas. Y nosotras pensando que ni siquiera iban a llenar la parte trasera del edifico del programa.
Si es que cuando se tiene ídolos, lo mejor es vivir en las redes sociales, o al menos coger un poquito de información antes de soñar con que eres la única fan del mundo y te van a ver a kilómetros.
Suspiré negando con la cabeza, y pensé en lo positivo: yo les había conocido en un aparcamiento a solas, había asustado a Louis, echo que Harry se preocupara, confundido a Liam, hecho reír a Niall y recibido un "Nos vemos" de Zayn ¿cuántos podían decir eso? Solo Ángela y yo. Solo de pensarlo así, casi ni me daba pena no haber pedido una foto o un autógrafo (mentira, estaba rabiando por dentro de celos y envidia por esas chicas que sí que lo tenían, y por encima de todo, me estaba odiando hasta límites insospechados por no haber sido capaz de reaccionar cuando debía). pero lo mismo hasta conseguíamos una segunda oportunidad, y entonces, iríamos vestidas decentemente, no daríamos miedo, y nos prepararíamos mentalmente con anterioridad para no quedarnos como estatuas.
Seguí a un par de cuentas más, antes de centrarme en las de los chicos, entonces también descubrí que podía marcar la opción de que me avisaran cuando ellos tuiteasen algo (sí, no había llegado a esa conclusión hasta ese momento). Sus tuits decían cosas como que les había encantado España y El Hormiguero (o El Hormi Guero, como había dicho Niall) y que ahora se dirigían a Italia, también para continuar con la promoción de Take me home.
Aunque creo que lo mejor de todo, lo mejor de todos esos tuits fue sin duda uno de Zayn que decía (obviamente, google me daba la opción de traducir, y se entendía prácticamente)  "@Louis_Tomlinson cagado de miedo en el aparcamiento hahaha" . Parpadeé atónita, sin saber si eso era real. ¿Se estaba refiriendo a nosotras? O sea, podía haberles pasado cualquier cosa en cualquier aparcamiento, pero...¿y si se estaba refiriendo a nosotras? Un montón de gente de todos lados (incluidos españoles) preguntaban que qué es lo que había pasado, que por qué se había asustado. Ni siquiera fui capaz de preguntar yo algo, aunque supiera que sería inútil. El móvil vibró entre mis manos, informándome de que alguien más había puesto algo. Era Harry. "@zaynmalik1D No extraña! Yo me asusté también!". Estaban hablando de nosotras, tenían que estar haciéndolo, no veía ninguna respuesta posible. Copié el enlace del tuit para compartirlo con Angy, aunque posiblemente ella ya estuviera dormida, pero ni siquiera llegué a abrir wha, cuando otra notificación de los chicos saltó. Era la respuesta de Louis "@zaynmalik1D hahaha tan gracioso. Cómo tú no asustaste? Eran fantasmas gurls!" "@Harry_Styles menos mal que tú sí entiendes mí :c. Ly Hazz"
"Fantasmas gurls". Chicas fantasmas. Éramos cadáveres técnicamente, ¡pero vale! ¡Estaban hablando de nosotras! ¡Tres de ellos estaban hablando de nosotras públicamente! ¡Y nadie se enteraba de nadie! Literalmente nadie se enteraba de nada, porque las respuestas (entre varios "Te quiero" en distintos diomas, y "Venid a X sitio" o "Las fans de no sé dónde también os queremos") preguntaban una y otra vez de lo que hablaban, de qué chicas fantasmas hablaban y de lo que había pasado en el aparcamiento. Y solo ellos cinco y nosotras dos (puede que también varios guardaespaldas) sabían de lo que hablaban.
Todavía casi en shock, copié un enlace nuevo, el de Louis, el que hablaba de nosotras. Y de nuevo, antes de que pudiera enviárselo a mi amiga, mi móvil vibró. Esta vez no era twitter, sino wha. Angy me estaba petando el chat de lo lindo, y mi móvil tuvo que hacer todos sus esfuerzos para no reventar y abrir la conversación.

Angy <3

Dios 23:56

Dios 23:56

DIOS 23:56 

DIOOOOOOSSS 23:56

¿¡LO ESTS VINDO?!" 23:57

DIME QUE LO ESTÁS HACIENDO! 23:57

ESTÁS* 23:57

VIENDO* 23:57

¡HABLAN DE NOSOTRAS! ¡ESTÁN HABLANDO
DE NPSOTRAS! 23:57

JODER 23:57

NOSOTRAS* 23:57

¿¡DÓNDE COÑO ESTÁS CUANDO PASAN LAS
COSAS IMPORTANTES TASS?! 23:58

¡ANASTASIA PÉREZ TE EXIJO AHORA MISMO
QUE ABRAS TWITTER! 23:58

Louis Tomlinson on Twitter
"@zaynmalik1D hahaha so funny. ..."
twitter.com
Echa un vistazo al Tweet de @Louis_Tomlinson: http://twitter.com
/Louis_Tomlinson/
status/784356320978651209 23:59

¡COMO NO VEAS ESTO HASTA MAÑANA TE
MATARÉ. Y LO SABES!!!!! 23:59

¡NUESTROS ÍDOLOS SE ACUERDAN DE
NOSOTRAS Y TÚ ESTÁS DURMIENDO COMO
SI NADA! 23:59 



1 DE NOVIEMBRE DE 2012

POR DIOOOOOOS!!!! DESPIERTA DE UNA VEZ 00:00

YA TENDRÁS TIEMPO DE DESCANSAR CUANDO TE MUERAS 00:00

YA LO ESTOY VIENDO, 
YA LO ESTOY VIENDO
00:00

IBA A DECÍRTELO YO ¿VALE?
00:00

ESTABA DEMASIADO SHOCKEADA
00:00

Y DEJA DE DECIRME COSAS TAN 
BONITAS COMO QUE "YA 
DESCANSARÉ CUANDO ME MUERA"
00:00

¡AL FIN! 00:00

¡¿ENTONCES LO HAS VISTO?! 00:01

SE ACUERDAN DE NOSOTRAS 00:01

ESTÁN TUITEANDO SOBRE NOSOTRAS 00:01




Nos tiramos en estado de fangirleo absoluto hasta cosa de la una y media de la madrugada. Chillando como locas, claro, solo por mensajes, ya que como nos pusiéramos a gritas en casa, nos echarían a la calle a dormir en el portal, aunque en aquellos momentos no nos hubiera importado en lo más mínimo.
La conversación de los chicos acerca de las chicas fantasma no duró más que un par de tuits, que se centraron más que nada en Zayn riéndose un poco de Louis por asustarse y en Harry saliendo en defensa del de ojos azules. Para entonces nosotras ya habíamos hecho fotografías como buenamente pudimos (claro, nuestros móviles no eran de última generación y eso de las "capturas de pantalla" todavía era algo raro y desconocido para nosotras).
Y por mucho que nos emocionara aquello, sabíamos que no podíamos decir nada, ya que estaba todo el tema de Alberto, de que no debíamos estar allí, de que ya que estuvimos allí, nadie nos echó, y de que aunque lo dijéramos ¿quién nos creería? Pues básicamente nadie.
Para cuando conseguimos calmarnos del todo eran casi las dos de la mañana. Aproveché para contarle a Angy lo de la respuesta a Alberto, lo cual no le hizo demasiada gracia que digamos, pero yo la iba a enviar de todas formas. Si no quería que la nombrara la reescribiría, pero enviarla, ya me había convencido de que debía enviarla. Obviamente, Ángela se negó a que la quitara de la carta, ya que también quería formar parte de todo esto, mucho más si Alberto nos respondía una vez más de la manera que fuera.
Así que resumiendo. Ese día que para nuestros padres, compañeros de clase y prácticamente todo el mundo, no había sido nada más que un día normal y corriente, nosotras habíamos conseguido ver a nuestros ídolos a menos de un metro de distancia y sin vallas de seguridad ni nada por el estilo, causarles la suficiente impresión como para que se acordaran de nosotras, que lo compartieran (más o menos) en Internet y posiblemente, más posibilidades de verles gracias a nuestro nuevo amigo por correspondencia.


--------------------------------
Siento un montón haber dejado esta fic casi abandonada. De verdad que lo siento porque tenía (y todavía tengo) bastantes ideas para la historia, y creo que se sale un poco bastante de la línea que sigo en el resto de fics, así que puede estar interesante.
Sé que es posible que no quede mucha gente leyendo. Al fin y al cabo esta fic no consiguió demasiados lectores desde un primer momento, pero si aún queda alguien ahí, gracias por esperar tanto tiempo por un capítulo, y de verdad que lo siento mucho.
Intentaré subir más seguido (enserio que lo voy a intentar)

Love you xxoo


sábado, 7 de marzo de 2015

Capítulo ocho. Singapur.

Entre toda esa gente nos instalamos, no éramos las primeras, pero tampoco las últimas. Llevábamos una pancarta que sabíamos que ellos no verían, no al menos desde esa ventana, y precisamente de eso discutíamos mi amiga y yo a espaldas de mi madre que miraba todo como si estuviera en un mundo a parte.

--No vamos a fiarnos de él-me dijo muy segura-Podría ser peligroso.
--¿Y si no lo es?-contraataqué, haciendo que ella frunciera su ceño aún más-Imagínate que realmente ellos están ahí y les conocemos, y además seremos amigas de un directioner boy que tiene planes increíbles sobre como poder conocerles y verles más veces.
--¿Y si es un secuestrador y venden nuestros órganos en el mercado negro de Singapur?-estaba claro que su madre también la llevaba advirtiendo sobre eso de fiarse y no fiarse de la gente desde hace tiempo.
--Angy por favor-la supliqué-solo vamos, esperamos diez minutos y sin no viene nadie o parece peligroso nos damos media vuelta y ya está.

Eso hizo que ella se lo pensara, con el ceño aún levemente fruncido.

--Hazlo por ellos..-la pedí de nuevo.

Toqué su fibra sensible, ya que suspiró relajando el ceño antes de sonreírme débilmente, pero eso no duró mucho, ya que de nuevo un ceño fruncido estaba en su cara.

--¿Y qué hacemos con tu madre? Ella no se va a mover de nuestro lado.
--No te preocupes-contesté con una gran sonrisa-Se me ocurrirá algo-añadí antes de coger su mano con fuerza de puro nervio.

Recuerdo como conocí a un grupo pequeño de chicas, de las que aún sigo siendo amiga, y con las que recordamos ese día una y otra vez, porque no creo que nunca nadie pudiera olvidar un día como ese.
A día de hoy no hablo tanto con ellas, pero siempre seremos las chicas del 31 de Octubre.
Por otra parte, también descubrí que no había edad para esto de ser directioner, ya que yo pensaba que era algo tipo para chicas de quince o dieciséis años, pero no, ahí estaba, una chica de la que no recuerdo su nombre, pero no creo poder olvidar su aspecto: era como una cabeza más alta que yo, llevaba el pelo planchado a la perfección, ropa de la que tú ves que usa la gente con veinte años, y una cantidad de maquillaje razonable en su cara, que estaba rodando por su mejillas.
Por algún motivo me puse a hablar con ella. La pobre estaba incluso más nerviosa que yo. Lloraba a mares mientras todas veíamos en una pequeña pantalla lo que hacían los chicos en el plató. Me dijo que tenía diecinueve años, que no había podido llegar antes porque estaba en la universidad, y que por favor mirara lo increíblemente perfecto que era Harry (supuse que era su debilidad sin pensarlo mucho más). Esa chica que me sacaba cinco años estaba llorando como nunca antes había visto llorar a una persona con su edad, entonces me di cuenta de que esto no iba a ser cosa de dos años, que no iba a madurar e iba a dejar de quererlos, que no iba a importar la edad que tuviera porque ser directioner no tiene edad.
Acto seguido, ella me pidió que por favor cogiera su mano porque estaba muy nerviosa y no podía ya más con todo esto, lo cual hice sin pensarlo aunque no la conociera y aunque tal vez si me lo hubiera pedido alguien hace unos meses le habría catalogado de raro, pero no, no era raro porque era parte de la familia directioner, y eso es lo que hacemos en esta enorme familia: apoyarnos unos a otros sin conocerlos realmente, solo por el hecho de tener en común, que es el amor hacia unos chicos mucho más que increíbles.
Ella estaba temblando, y yo sonreí, porque también lo estaba haciendo, y eso que éramos completamente distintas, pero estábamos emocionadas y nerviosa por lo mismo.
Entonces lo siguiente que ocurrió muy rápido.
En las pantallas se vio como los chicos salían del plató para venir hacia la dichosa, lejana y pequeña ventana que había frente a nosotros. Todo el mundo enloqueció, chillando, gritando y llorando. Por un momento me quejé mentalmente de alguien que me estaba gritando muy fuerte. Tonta de mí que era yo misma la que gritaba de emoción sin darme cuenta.
Con mi mano libre agarré a Angy con fuerza, mientras que con la otra agarraba a esa chica de la que me pasaré la vida tratando de recordar su nombre, y en cuanto los chicos salieron, juro que fue lo más increíble que había visto hasta el momento.
Ellos estaban ahí, realmente estaban ahí, a metros que parecían kilómetros, pero estaban ahí, aunque los distinguiera malamente entre toda la gente saltando y chillando, realmente... ellos estaban ahí. Frente a mí. Tan increíbles como en las fotos, y ahora sin embargo en el mismo país que yo. En la misma ciudad que yo. En el mismo barrio que yo y... en el mismo kilómetro cuadrado que yo. Y aunque no les estuviera abrazando ni tocando, mucho menos hablando con ellos, se sentía lo más increíble del mundo.
Y eso que aún quedaba lo mejor: poder conocerles en persona.
En cuanto noté que toda la gente se empezaba a mover para ir a la entrada por la que ellos "saldrían", cogí fuertemente de la mano a Angy, y eché a correr aparentemente en esa misma dirección, escuchando a mi madre decir que tuviera cuidado, que la esperara y que no soltara a mi amiga porque sus padres nos matarían.
Mi madre tenía la esperanza de encontrarnos en la parte trasera del edificio, y aunque mi madre aún siguiera siendo joven, corriera posiblemente más rápido que yo y se estuviera dejando guiar por su instinto maternal para no dejarnos solas ni medio segundo, la despistamos. Realmente las despistamos y realmente estábamos en la calle de enfrente viendo correr a toda la gente hacia ese lugar por el que todos pensaban que saldrían, salvo nosotras.
Mire a mi amiga, sintiendo como ambas dos estábamos jadeando y temblando por la adrenalina, y simplemente nos echamos a reír, antes de darnos cuenta de que debíamos ir al lugar acordado con Alberto, ya que dijo que diez minutos después de que ellos salieran por la ventana, por lo que teníamos que darnos prisa.
Caminando lo suficientemente rápido como para llegar a tiempo, pero lo suficientemente lento como para no levantar sospechas y que todos nos siguieran, hasta que dimos con esas escaleras que nos debían llevar hasta nuestros ídolos.
Respiré profundamente antes de mirar mi móvil y ver como mi madre ya me había llamado tres veces y enviado mensajes de "¿¡DÓNDE COÑO ESTÁS?!" porque ella es así de exagerada, qué se le va a hacer. En vez de llamarla, miré la hora, para ver cómo quedaban dos minutos para que hubieran pasado los diez exactos.
Miré a Ángela para ver como su mirada estaba puesta en las escaleras, ahora mucho más segura de lo que íbamos a hacer y sin plantearse que pudieran secuestrarnos, por lo que sin más preámbulos bajamos esas oscuras y no demasiado limpias escaleras, escuchando como sonido de fondo nuestras respiraciones jadeantes por los nervios, hasta que llegamos a una puerta que era de salida de emergencias. Una última mirada para confirmar que estábamos juntas en esto. Un asentimiento de cabeza. Y una puerta siendo abierta por mí lentamente.
Asomé la cabeza para verificar que sí, que era un aparcamiento público, ya que había algunos coches, pero nadie se encontraba allí, y se suponía que Alberto tenía que esperarnos aquí para guiarnos hacia el punto exacto donde estaban los chicos, pero allí no había nadie, y eso hizo que sintiera algo de miedo por si todas las conjeturas de Angy sobre que nos iban a secuestrar iban a ser correctas, pero de momento allí no había nadie, así que decidimos seguir con todo esto, por ver si realmente los chicos iban a salir por ese lugar.
Ni siquiera sabía cómo era Alberto, cuántos años tenía, si era alto o bajo, si rubio o moreno, realmente no sabía a quién tenía que buscar, aunque tampoco había mucha elección, porque allí realmente no había ni un alma.
Miré a mi amiga con una mezcla de preocupación y fastidio, y ella coincidió conmigo en que lo mejor sería que nos fuéramos de allí antes de tentar demasiado a la suerte y acabar en Singapur como ella había predestinado, pero en ese momento algo nos detuvo.
Una furgoneta negra, grande y lujosa, apareció a un par de metros de nosotras, lo cual hizo que nos escondiéramos por acto reflejo, aunque no sabíamos si esconder lejos por si nos venían a secuestrar o escondernos cerca por si teníamos que dar un salto para poder abrazar a nuestros ídolos.
Finalmente nuestro instinto directioner venció a nuestro uso de razón que no paraba de decirnos que nos fuéramos de allí, por lo que con mucho sigilo acabamos a dos coches de distancia, vigilando cualquier movimiento para salir corriendo, bien hacia la salida o bien hacia el coche.
Los minutos pasaban largos y tediosos, y nada ni nadie salía, ni para bien ni para mal. Tan solo estábamos vigilando una furgoneta de la que no había salido ni entrado nadie, pero que se mantenía aparcada como cualquier otra.
Nuestros ánimos empezaban a bajar de nuevo.
Rezábamos porque alguien llegara por esa puerta que estaba frente a la furgoneta, pero nadie salió en ningún momento, y eso hizo que me sintiera furiosa al darme cuenta de que el tal Alberto nos había engañado como a un par de ilusas que es lo que éramos.
Nos levantamos de nuestro escondite, yo con un cabreo que en cualquier momento podría matar a alguien, cuando sentí una mano en mi hombro, haciendo que me relajara al pensar que Ángela quería que no armara un lío para que no nos echaran, pero al ver que mi amiga solo seguía con la vista puesta en el coche y con sus dos manos apoyadas en el capó, sentí pánico al pensar que finalmente íbamos a acabar hechas pedazos en Singapur.
Me di la vuelta lo más rápido que pude, para así encontrarme una sonrisa amable, acompañada de unos pequeños ojos azules.

--Are you okay? (¿Estás bien?)

Me hubiera gustado poder responderle... pero joder, Louis Tomlinson estaba frente a mí, preguntándome y... mierda, tocando mi hombro. Me gustaría creer que yo era la que más se había asustado de todo el lugar, pero al parecer, a mi ídolo no le hizo gracia encontrar a alguien maquillado como un muerto en un parking sucio y oscuro y mirándole sin poder decir palabra. Chilló algo que no comprendí, ya que mi nivel de inglés no era algo sobrehumano, y simplemente pegó un salto hacia atrás, alejándose de mí con cara de espanto, antes de que Paul, el guardaespaldas, le cogiera de un brazo y tirara de él hacia la furgoneta. Él no dejaba de comentar algo a voces al tiempo que miraba hacia nosotras, hasta que finalmente estuvo dentro de la furgoneta.
Hubiera dado lo que fuera para que alguien me hubiera dado un guantazo y me hubiera espabilado, ya que seguido de Louis fueron llegando el resto, pasando frente a nosotras, quienes más que muertos parecíamos estatuas mirándoles sin saber si todo aquello era un sueño, si es que nos habíamos quedado dormidas en el coche de vuelta a casa o si nos habíamos desmayado entre toda la gente de El Hormiguero, pero uno a uno, con su correspondiente perfección, fueron pasando frente a nosotras, expresando distintas emociones.
Harry se nos quedó mirando con esos enormes ojos verdes abiertos de par en par, ralentizando su paso hasta casi detenerse, y por un momento pareció con intenciones de preguntarnos si estábamos bien, pero otro guardia de seguridad aparecido de vete tú a saber dónde le empujó -no agresivamente- para que siguiera caminando.
Liam nos miró algo confuso, no supe si era porque nos encontrábamos allí cuando se supone que nadie lo sabía, o por las pintas que llevábamos, tal vez fuera porque estábamos de pie sin reaccionar y al mismo tiempo llorando como si tuviéramos cataratas en vez de ojos, pero nos dedicó un "Hey!" amable y sonriente, antes de seguir el camino de los otros dos.
El rubio de la banda, Niall, tan solo se echó a reír, y mientras aún seguíamos sin poder creerlo, se acercó con intenciones de un abrazo, pero otro gilipollas de seguridad casi se lo lleva en volandas, por lo que nos quedamos sin abrazo, pero al menos le escuché decir "They're so funny!" (¡Son tan divertidas!) o al menos eso entendí, aunque tampoco puedo jurar que así fuera.
Por último pero no menos importante, el chico por el cual habíamos conseguido verles, ya que si su carta no hubiera aparecido en otra casa, no sabríamos donde buscarles. Zayn no pensó que estábamos muertas, ni que necesitáramos atención médica, no se quedó extrañado ni se echó a reír, él nos dedicó una bonita sonrisa acompañado de un "See you" (Nos vemos) antes de subir a la furgoneta sin necesidad de que uno de los gorilas viniera a por él.
La furgoneta arrancó, salió despacio por delante de nosotras, lo suficiente como para ver a Zayn lanzarnos un guiñó, y luego simplemente se fue, dejándonos a mi amiga y a mí aún de pie, llorando y sin saber cómo reaccionar.
¿Qué era lo que acababa de ocurrir? ¿Les habíamos visto? ¿Realmente les habíamos visto? No podía ser verdad, y si lo había sido... ¡eramos las personas más gilipollas de este universo! ¡Habían pasado a menos de medio metro y no habíamos hecho nada! ¡Ni si quier les habíamos dicho que les queríamos! ¿¡Cómo podíamos ser tan estúpidas?!
Reaccioné ante ese comentario, girándome como una posesa por el lugar por el que se habían ido, pero ya era demasiado tarde, se habían ido, y ni siquiera sabía hace cuanto, porque Angy tampoco había reaccionado, hasta que la cogí de los hombros para que me prestara atención y así hablarle claramente.

--Tía, somos gilipollas-fue lo único que le dije, antes de cogerla del brazo y salir de allí para evitar que a mi madre le diera un brote psicótico por no encontrarnos.

En cuanto salimos a la calle, vi como había miles de personas por todas partes, en su mayoría chicas llorando diciendo "Que les he visto.." entre llantos, otras tantas juraban y perjuraban que habían visto a los chicos a través de los cristales tintados del coche vacío en el que no iba nadie, otra pequeña parte se supone que alardeaba porque los chicos le habían guiñado un ojo o mandado un beso, "solo a ellas" claramente, y sin embargo, ahí estábamos Ángela y yo, caminando de las más tranquilas, aún llorábamos, claro que sí, y dudábamos de cuanto íbamos a aguantar sin desmayarnos, también, pero caminábamos sin ir armando un espectáculo...aunque nuestro maquillaje sí que iba haciendo un espectáculo, ya que no era maquillaje ni era nada, solo una masa borrosa de color blanco y negro mezclándose y haciendo un barrillo increíble en nuestra cara, pero yo por lo menos no iba prestándole atención a eso, sino que iba sumida en mis propios pensamientos, rememorando lo que acababa de ocurrir, aún sin saber realmente si había sido producto de mi imaginación o realmente había ocurrido.
Recordaba sus ojos, sus distintos ojos observarnos, los de Louis, pequeños, azules, pero de un color azul exacto que no se podía encontrar en ninguna paleta de color, porque era simplemente el color de azul "Ojos Louis Tomlinson". Sus ojos no serían lo único que recordaría de él. Sus gritos agudos como los de una niña, chillando asustado como si mi amiga y yo fuéramos a comerle el cerebro, girándose con su pequeña estatura entre los brazos del guardaespaldas para asegurarse de que nosotras no le seguíamos.
De Boo Bear sin duda recordaría esa voz chillona.
Los ojos de Harry eran grandes, más grandes de lo que parecían, aunque la verdad, todo él parecía más grande que lo que las cámaras captaban, preguntándose si estaríamos bien, echándose una mano hacia esos rizos castaños para apartarlos de la cara, al mismo tiempo que sus gruesos y rosados labios formaban una "O" perfecta, mientras sus largas piernas parecían disminuir la velocidad con la que iba para pararse frente a nosotras.
De Harry solo podía decir que era mucho más alto de lo que nunca me había podido imaginar.
En cuanto a Liam, juraría que más que confuso se encontraba asombrado. Tal vez por su cabeza estuvieran pasando preguntas como "¿Estoy soñando?", pero aún así, nos mostró esa sonrisa de niño bueno que hacía que sus pequeños ojos castaños se vieran aún más pequeños, y nos saludó antes de marcharse.
De Liam tan solo diré que esa sonrisa resucitaría a un muerto, porque era la más dulce, bonita y llena de vida que jamás habría imaginado.
En cuanto al escandaloso y rubio de Niall, hablar de sus ojos sería estúpido, pues a la vista estaba que eran preciosos y azules, aunque en el fondo de estos pude divisar algo que me hizo sentirme dolida por algún motivo, mientras se reía como si no hubiera mañana y se iba saltando como el pequeño leprechaun que es, chillando que éramos divertidas por estar ahí al borde de un ataque al corazón.
Acerca de él, solo asegurar que su risa era ruidosa, tanto como lo era él, al mismo tiempo que divertida.
Por último, hablar del moreno del grupo. Sí, sus ojos eran de un extraño color difícil de definir. Sí, también eran muy expresivos. Su estatura era menor de la que aparentaba frente a las cámaras. Su sonrisa también era fulminante. Y su paz y tranquilidad aunque nos viera allí de sopetón con aquellas pintas, era digna de admirar.
Pero de él y su recuerdo, siempre me quedaría con ese "Nos vemos" que siempre esperé a que se repitiera una segunda, tercera, cuarta y millonésima vez si eso era posible.





Capítulo siete. Alberto Sánchez.

Finalmente había llegado. No una carta. No una respuesta por su parte. No. Había llegado ese querido 31 de Octubre de 2012 en el que nos encontrábamos. Había llegado ese día de Halloween. Había llegado el momento de poder ver a los chicos de verdad y no tras una pantalla, y tal vez, de poder conocerles y darles uno de esos abrazos que todos nos merecemos por su parte. O al menos ese era el pensamiento positivista con el que me había levantado esa mañana.
Nada ni nadie iba a cambiar mi sonrisa aquel día, pese a que no hubiera obtenido respuesta a mis cartas, pero bueno, al menos les iba a ver, y eso era lo realmente importante ¿no?
Como si hubiera acabado de ganar la lotería o mejor, hubiera ganado un Meet and Greent para verles, fui a clase, ganándome miradas extrañas por parte de mis compañeros, ya que yo era conocida -por algún extraño motivo ajeno a mí...- como "La borde", así que para ellos era extraño no verme con un ceño fruncido o maldiciendo esos imposibles ejercicios de matemáticas -que nunca he sabido ni sabré hacer-, pero a mí no me importaba, me daba igual que me miraran así, yo solo quería salir de clase para irme corriendo a casa, lo cual hice... después de seis interminables horas, pero en cuanto lo hice, fui corriendo a mi casa como alma que lleva el diablo. Comí que casi me atragantaba, me duché que por poco no me abrí la cabeza y me empecé a arreglarme para ir a El Hormiguero, o al menos a la parte trasera del edificio, ya que dentro era imposible ir si no tenías un enchufe pero de los gordos.
Angy vino a mi casa para arreglarse conmigo, ya que claro, íbamos con intenciones de ver a nuestros ídolos, pero era Halloween, así que después de mucho maquillaje blanco y negro y un poco de imaginación, nos disfrazamos de bebés cadáver (o algo así quisimos intentar, pero a la vista estuvo que no).
Cuando ya vimos que era hora de marcharnos, caí en la cuenta de que ya eran las seis de la tarde, pero aún así iba con un pensamiento de "Bueno, no creo que sean tan famosos, seguro que hay gente allí pero no mucha", claro está que no usaba twitter ni mucho menos como para enterarme de que allí había chicas desde las cinco de la mañana y en esos instantes ya había miles de ellas y ellos ocupando la calle Alcalá, pero como eso no lo sabía e iba con toda mi ilusión, con tranquilidad bajé a la calle, junto con Angy quien iba que temblaba ya de emoción.
De pura casualidad, se me ocurrió mirar en el buzón, y había cartas, claro que había, por lo que las saqué sin mucha emoción ya de lo que pudiera haber dentro. Fui dándoselas a mi madre una a una mientras íbamos camino del coche, clasificándolas como publicidad o alguna carta del gas o cosas de esas que ninguna iba a mi nombre, hasta que llegó la última.
En el dorso estaba escrito mi nombre completo "Anastasia Pérez" se podía leer, todo el mundo podía leerlo, mi dirección, mi calle, mi piso, todo estaba ahí, por lo que, en efecto, esa carta iba para mí.
Por un segundo pensé que me iba a desmayar, porque realmente sentía cómo había dejado de respirar. Mi corazón latía con fuerza, tanto que lo sentía en mi cabeza. Tardé un poco en darme cuenta de que me había parado en medio de la calle, impidiendo a mi familia -quienes nos acompañaban- y a Angy ir hacia el coche.
Alcé la cabeza, buscando a Angy con la mirada, la cual se dio cuenta de lo que aquello podía significar, ya que yo nunca, pero NUNCA recibía cartas, y menos cartas que no fueran del banco, sino una carta escrita a mano, ya que se podía ver que estaba escrita con un bolígrafo negro normal y corriente. Aquella podía ser la respuesta de uno de nuestros ídolos, simplemente podríamos haber conseguido comunicarnos con ellos.
Angy cogía mi brazo con fuerza, las lágrimas ya estaban a punto de salir de nuestros ojos, unas enormes sonrisas parecían partirnos el rostro, aún admirando ese extraño sobre, pero solo por la parte en la que estaba mi dirección, mientras mi padre bufaba molesto por estar en medio de la calle con el frío, mi hermano nos lanzaba burlas acerca de nuestra inteligencia, y mi madre tan solo miraba la hora, ya que si no conseguíamos un buen sitio estaríamos insoportables y eso era algo que ella quería evitar a toda costa.
Miré a mi amiga una última vez para ver su emoción e histeria, sus ansias por dar la vuelta a esa carta y ver el nombre de alguno de nuestros ídolos, por lo que, con las manos temblorosas y ya las lágrimas deslizándose por nuestra mejillas, le dimos la vuelta... para llevarnos el chasco de nuestra vida.
"Alberto Sánchez" se leía por el otro lado, junto a una dirección que no era española, pero dado que no era de quien esperaba, me daba prácticamente igual. No Harry Styles, no Liam Payne, no Louis Tomlinson, no Niall Horan, no Zayn Malik. No. Ellos no habían escrito esta carta, aunque tampoco sabía quién lo había hecho, pues no conocía a ningún Alberto Sánchez.
Escuché la gran carcajada de mi hermano, seguido de más palabras que cuestionaban nuestra inteligencia, mientras nosotras solo tratábamos de frenar las lágrimas, que afortunadamente no eran muchas, ya que eso habría arruinado el maquillaje de cadáver, pero de igual manera, esas pocas lágrimas serían de las pocas que dejaríamos marchar aquella tarde llevándose nuestra rabia y dolor.
Con un pequeño abrazo por parte de mi madre, y unas palabras tranquilas de mi padre, nos subimos al coche.
Ya no parecíamos estar tan emocionadas como cuando estábamos saliendo de casa, ya que toda la emoción se había ido junto con el tal Alberto Sánchez, a quien, fuera quien fuera, le estaba maldiciendo profundamente.
Mientras mi padre conducía y mi hermano aún se reía un poco de nosotras, fuimos hacia el edificio ya mencionado.
Parecía que lo habríamos logrado, que lo habíamos conseguido, que de una manera tan "rápida" habíamos podido conocerles, pero no, solo había sido una carta más.
Sin realmente ganas de querer saber quién era este chico y por qué me escribía, abrí la carta, sacando un papel doblado con bastante cuidado, lo cual hasta me pareció curioso, ya que no nos conocíamos de nada, pero se había esforzado en cuidar la presentación.
Sin muchos más preámbulos me puse a leer la carta de ese chico.

Querida Anastasia:

Sé que no sabes quién soy, pero me llamo Alberto y soy directioner, soy de España, de Madrid como tú, pero vivo en Londres desde hace un par de años.

Te escribo para hacerte saber que tu carta no ha llegado a Zayn Malik como esperabas, pero quiero que sepas que yo también ando buscando su dirección, ya que aunque muchos digan que viviendo en Londres sería fácil encontrarlos, es una mentira como una casa, ya que en dos años ni les he visto, ni he encontrado su casa, y créeme que le he puesto mucho empeño, pero nada, debe ser que se esconden en búnkers nucleares para mantener intacta su perfección.

Las palabras de aquel chico me hacían sonreír, ya que no había encontrados a mis ídolos, pero había encontrado a un chico que vivía más cerca de ellos, que hablaba mi idioma y que tal vez se aliara con nosotras para encontrar a los chicos. Además, era un directioner boy y de esos todo el mundo sabe que no hay muchos, por lo que me resultaba interesante, así que no me detuve hasta llegar al final de la carta.

Me encantaría ayudarte a conocer a los chicos, y, aunque no me conozcas, me gustaría que confiaras un poco en mí, porque tengo un plan que realmente creo que puede funcionar.

Antes esas palabras abrí mis ojos como platos y di unos ligeros toques en el hombro de Angy, quien se encontraba en un estado vegetativo y lloroso aún por no tener la respuesta de los chicos.
La hice una seña de que fuera discreta, ya que mi madre no me dejaría ir a ningún sitio ni hacer nada con alguien a quién solo conocía de una carta, y que según ella -aunque aún no me lo había dicho- podía ser un violador, secuestrador, traficante de drogas, de órganos, proxeneta, etc. pero de vez en cuando, hay que desobedecer a tu madre, mucho más si puedes conocer a tus ídolos, y aunque yo no soy de esas que se toman a la ligera esas cosas, porque admito que me da mucho miedo eso de que me secuestren por quedar en tal sitio con alguien que no conozco, es ese momento, tenía una muy buena corazonada, además, ¿para qué iba nadie a querer secuestrarme a mí? si no tenía ni dinero para que pidieran un rescate, ni cuerpo para prostituta -aunque fuera de las baratas- ni tenía una salud plenamente de hierro.
Mi amiga se puso a leer la carta a mi lado, poniendo exactamente las mismas expresiones que yo, hasta llegar a donde yo le había apuntado con el dedo que leyera. Ella me miró con el ceño fruncido, y claramente desconfiada, pero yo la supliqué con la mirada, antes de seguir leyendo para saber de qué podría ir ese plan.

Esa semana en la que los chicos están en El Hormiguero, yo estaré en unas pequeñas vacaciones con mi familia por Madrid, y después de mucho suplicar y suplicar, he conseguido que me dejen ir allí para poder verles aunque sea de lejos, pero la lejanía no me entusiasma realmente, yo quiero un abrazo en condiciones de Liam (es mi crush. Mío. Solo mío. No sé cuál será el tuyo pero más vale que no sea él porque entonces tendríamos un grave problema, y créeme, con mi belleza haré que sea gay. Ya lo verás...)

Reprimí una risa ante esas palabras, mordiendo mis labios, ya que se veía que realmente era directioner y que era de los que haría lo que fuera por ellos.

...bueno, también quiero abrazar al resto, claro está, porque como bien dices ellos lo son todo para mí, pero como también sabrás, siempre hay uno que te hace imaginar un futuro completo junto a él. ¿Cuál es el tuyo?

¿Quién era mi crush? Esa era una muy buena pregunta, porque desde aquello ocurrido con Louis y su novia, no me había planteado un futuro con ninguno de ellos... O tal vez sí o lo hiciera tan inconscientemente que no me había dado cuenta.
Muchas otras veces me habían hecho esa misma pregunta, y yo simplemente había dicho que no tenía un crush. Justo en aquel momento me estaba acordando de una chica que me insistió mucho en esa pregunta, preguntándome cosas como que con quien me imaginaba una vida futura, quién era en el que me fijaba más en los vídeos, o cual simplemente hacía que mi corazón latiera un pelín más rápido que con el resto (solo un pelín de nada) y a esa chica simplemente no pude responderla, porque no lo sabía, porque no me había dado cuenta, así que en ese mismo momento, aparté la carta por un segundo, haciendo que Angy me mirara sin comprender, pero yo no le di importancia y simplemente saqué mi móvil para hacer la prueba.
Busqué un albúm con vídeos que tenía de ellos, y sin ni siquiera poner el sonido, le di al play y cerré los ojos, ya que quería asegurarme de que no era yo la que me iba a fijar en uno "a la fuerza" para determinar mi crush, así que los cerré y en un momento cualquiera, sin saber realmente que vídeo estaba, abrí los ojos, encontrándome con la canción que me había hecho enamorar de ellos y que siempre me hacía llorar, encontrando de inmediato quién era realmente mi crush, y haciendo que sonriera negando con la cabeza, al conocerme tan bien que en el fondo ya sabía quién era, por lo que con esa sonrisa estúpida y la mirada aún confusa de mi amiga, seguí leyendo la carta.

Bueno, a lo que iba, que es que aunque no lo parezca soy un poco charlatán, pero el caso es que tengo un plan que creo que puede funcionar, y ya que he visto todo el esfuerzo que le pones en conocerles y por alguna casualidad la carta ha llegado a mí, quiero compartir mi plan contigo para que podamos conocerles, eso sí, te pediría por favor que no se lo dijeras a nadie, porque no quiero que haya mucha gente, porque entonces el plan se arruinaría, y no creo que pudiera soportarlo, así que voy a confiar en ti y no voy a esperar una respuesta, ya que posiblemente esta carta llegue con muy poco tiempo como para que me puedas enviar tú una. Espero que confíes en mí porque yo voy a hacerlo contigo para desvelarte mi plan.

Angy me miraba dolida, pues el plan incluía dejarla fuera, pero no, eso no iba a pasar, era mi mejor amiga y estábamos juntas en eso. Y de todas maneras ya no teníamos tiempo como para avisar a nadie sobre el plan, ya que tampoco conocíamos a muchas directioners, por lo que estábamos ella y yo, que eso no se catalogaba de mucha gente ¿verdad?

De muy buena mano sé que hay una salida, y no, no es ni la salida de delante ni la de detrás del edifico, que es por la que todo el mundo piensa que van a salir. Sé que por ahí solo van a salir un par de coches con las ventanas tintadas para distraer a la marabunta que se les va a echar encima, mientras ellos pueden ir hasta el aeropuerto, donde ya habrá más gente esperando por verles, pero nosotros ya les habremos conocido de antemano.

Una calle justo por la parte derecha del edifico según lo miras de frente, o sea, justo al lado contrario de la salida por la que se supone que van a salir, hay unas escaleras que llevan a un parking subterráneo de uso público, pero que a esas horas estará prácticamente vacío y si llega a haber alguien solo será gente que vive cerca... y nuestros chicos.

Ellos saldrán por ahí, sé que lo harán, tienes que creer en mí.

Allí, en el Sótano 2, te estaré esperando justo diez minutos después de que los chicos hayan salido por la ventana, para poder verles de mucho más cerca.

Puede que no tengamos mucho tiempo para interactuar con ellos, porque sabes que siempre se les llevan muy rápido pese a que sea una zona "segura de fans", pero por lo menos tendremos tiempo para darles un abrazo rápido si es que saltamos al tipo de seguridad que siempre va con ellos. Ya sabes, Paul.

Si no decides confiar en mí está bien, yo creo que tampoco confiaría en una carta de alguien a quien no conozco, pero realmente te pido que lo hagas, porque sé lo que duele no poder conocer a tu ídolo porque es "demasiado famoso" o por alguna otra razón, así que allí me encontrarás.

Espero verte y que no me hayas traicionado llevando a todo el mundo, porque entonces ninguno tendríamos posibilidades.


Te estará esperando.
Tan muerto de nervios como tú.
Tu nuevo amigo.
Alberto.

Mi respiración no es que se hubiera cortado, es que ya no sabía ni a donde había huido, pero eso se me olvidó justo en el momento en el que frenamos frente a todas esas miles de personas frente a la minúscula ventana por la que saldrían.
No habíamos salido con el tiempo necesario, pero no importaba porque teníamos otra oportunidad.
Según todo lo que me había inculcado mi madre no debía ir. Debía quedarme junto a ella entre toda esa gente conformándome con una ventana. Pero no, no iba a ser ese el día.
Iba a escabullirme de mi madre y su sobreprotección y me iba a fiar de una carta que había llegado en el momento justo.
Lo iba a hacer e iba a conocer a mis ídolos.
Lo iba a hacer.

O al menos eso era lo que iba pensando mientras bajaba del coche sintiendo las piernas temblar al estar ya allí, en aquel lugar que haría que conociera a mis ídolos.





lunes, 21 de julio de 2014

Capítulo seis. Carta a Zayn Malik.

Las clases habían empezado, mis ganas de estudiar estaban en un estado extrañamente alto (tan alto como a algunos nos llega al estar emocionados por un nuevo curso. Emoción que de igual manera en pocos días se desvanece), mi tiempo para escribir mis historias se veía limitado por los exámenes y deberes que nos ponían desde el día uno. Mi primera fanfic sobre los chicos estaba acabada, ya que subía cada días unos tres o cuatro capítulos (en alguna ocasión llegué a subir hasta cinco en el mismo día) solo porque eran cortos y fáciles de escribir ya que me la traía un poco floja la ortografía o corrección de mis palabras o expresiones. De igual manera empecé otra que -aparentemente- tenía mejor aspecto, pinta de ser más jugosa y con más intriga y (gracias a Dios) sin tantas faltas debido a alguna ayuda que conseguí por parte de otras escritoras principiantes (Gracias Sam, siempre te agradeceré que no me dejaras seguir escribiendo como una paleta sin cultura), aunque quizás subía los capítulos de manera más lenta debido a las clases, pero lo peor de todo ello no era eso sino que mi paciencia había llegado a un límite entre la desesperación y la impotencia.
Llevaba casi dos meses (estábamos ya a mediados de Octubre) escribiendo cartas a mis ídolos -al menos a los que había conseguido la dirección- y siempre venían de vueltas, todas, absolutamente todas venían de vuelta ya que comenzaba a notar como mis pósters parecían inflados por tantas cartas que escondían, pero que de todas maneras nadie en mi familia conocía todavía aquel misterio de por qué mis pósters que parecían tener gases.
Llevaba dos dichosos meses recibiendo devoluciones y mis esperanzas estaban por lo suelos de manera absoluta, no podía creer que de verdad no les hubiera llegado ninguna de nuestras cartas. Puede que entre las dos llegáramos a las cincuenta, entre los cuatro chicos y todas las direcciones de sus casas que nos encontrábamos, así que cuando Angy me dijo que había encontrado una dirección de Zayn, ni siquiera me emocioné, porque simplemente había dado por perdido conocerlos, al menos de esa manera tan fantasiosa que era por carta. Pero de alguna manera me sentía obligada a enviar una carta a esa dirección, ya que sería injusto intentarlo con los otros cuatro chicos y no con el moreno.
Además de todo ello, me parecía realmente extraño que solo hubiera una dirección de su casa; normalmente había por lo menos cuatro o cinco distintas por la red a las que escribir, pero de Zayn solo había una y Angy me dijo que no la había encontrado por ninguna página web, sino que un amigo de una amiga del primo de un conocido nuestro (o algo así) tenía un hermano que trabajaba en Londres y gracias a ello teníamos la, aparentemente, dirección del verdadero Zayn Malik. Pero la verdad es que yo ya lo daba todo por perdido, ya que aunque fuera real que aquel contacto nuestro viviera en Londres ¿cómo nos podíamos asegurar de que no nos estuviera mintiendo por hacernos una estúpida broma pesada? ¿cómo estaba seguro de que era el Zayn del que nosotras queríamos saber? ¿cómo estaría de claro el que no se hubiera ido modificando como el juego del "teléfono escacharrado"? Sí, ese en el que tú piensas una frase y se la dices en bajo al de al lado, luego el de al lado, lo que ha entendido, se lo dice al siguiente y así hasta que vuelve a ti y cuando llega, no tiene ni punto de comparación lo que habías dicho con lo que el último había entendido. ¿Cómo estar seguras de que no sería otra dirección falsa o errónea por esa misma razón?
Sabía que era una estupidez y que mis intentos serían en vano, que lo que debía hacer era esperar pacientemente a ese 31 de Octubre que tanto se acercaba en el que los chicos vendrían y quizás, si tuviéramos mucha, mucha, pero muchísima suerte, poder decirles un "Hola" un "Te amo" un "Gracias por todo" o simplemente verlos a una distancia en condiciones.
Decidí pasar de la dirección y seguir haciendo ejercicios de biología, algo que era más aburrido que las ostras, pero tampoco es que fuera cómodo sin dejar de pensar en cosas como "¿Qué pasaría si es la dirección de verdad y estoy perdiendo la oportunidad de hablar con él?" "¿Y si la pudiera entender de alguna forma y así conseguir que viniera más veces a España?" y así una pregunta tras otra, mi cabeza se llenó de ilusión de nuevo y mandé a la mierda mis ejercicios de biología para ponerme a escribir una carta a Zayn.
Pensé en que quizás no debería ser tan extenso, sino algo más bien, corto, directo y que calase en lo más profundo de ese moreno. Traté de hacerlo lo más corto que pude, solo traté.


Querido Zayn Malik:

Algunas personas beben, se fuman, se drogan, se van de fiesta o acaban perdiendo la virginidad con el primero que pillen, ¿pero sabes? la rara de todos soy yo. Soy la rara porque lloro con vuestras canciones, porque me emociono al oíros en la radio y sobre todo, porque escribo cartas a direcciones que pueden ser de cualquier persona (siempre y cuando si quiera existan en la Tierra, claro) con la esperanza de que alguno de vosotros podáis contestarlas de la manera que podáis o penséis que es correcto.

Sí, soy la rara, aunque claro, si vosotros, nuestros ídolos no sois normales ¿por qué nosotras deberíamos serlo? No tendría sentido que nosotras fuéramos serias y maduras cuando ni siquiera vosotros los sois. Aunque claro, no creo que me lleves la contraria ¿o sí, Vas Happenin'?! Man? O mejor dicho, señor al que el refresco de naranja le hace enloquecer por completo y acabar en el suelo. Sí, pongamos que no tiene sentido que seamos normales cuando ni siquiera vosotros lo sois, aunque la realidad, estoy orgullosa de ser rara y también de que vosotros lo seáis.

También quiero mencionarte que te escribo desde Madrid, España, lugar al que vendréis en unos quince días y que espero que os lo paséis de miedo y queráis volver pronto, ya que nosotros así lo deseamos.

Por otra parte, hablarte de esos insultos que tan poco parecen importarte (o al menos no lo muestras) sobre tu religión o color de piel. Zayn Malik, no eres un terrorista, porque si realmente los terroristas fueran como tú, este sería un planeta libre por completo de guerras, ya que creo que eres una de las personas más pacíficas e inofensivas de este mundo, a veces tímido, otras veces alocado, en ocasiones misterioso, pero de igual manera, increíblemente dulce y tierno, y por eso me gustaría que supieras que todos te amamos tal y como eres y...


Ya me había vuelto a enrollar y era una de esas cartas interminables que a veces la gente no se lee por pura vagancia, porque, por mucho que dijera verdades y cosas preciosas, si quería que Zayn o cualquiera de ellos lo comprendiera, solo debía de ser algo corto y directo, algo que comprendieran fácilmente con un traductor o un diccionario, algo que les dijera en pocas palabras nuestros sentimientos de directioners que esperan con ansias poder verles o tan solo contactar con ellos de alguna manera. Por lo que miré mi carta, y con algo de dolor, la rajé en dos, luego en cuatro y así hasta que fueron trozos minúsculos, imposibles de reconstruir para mi familia, todo ello por mantener a salvo mis cartas y mis intenciones con ellas.
Folio nuevo, mente en blanco, bolígrafo a punto y mis sentimientos todos en un puño, esperando resumirlos lo suficiente como para que no fuera algo infumable de leer.


Querido Zayn Malik.

Soy española y espero poder conocerte algún día, conoceros a los cinco, aunque sea demasiado improbable.

No fui directioner desde el principio, pero te aseguro que lo seré hasta el final. Hasta que se me canse la boca de decirlo, me sangren las manos de escribirlo, mis ojos se sequen de llorar por vosotros y mi corazón se detenga en el final de mis días.

Por favor, si esta es la dirección correcta, si Dios me ha querido ayudar a que te llegue esta carta y la comprendes de alguna manera, o si ha sido simplemente suerte, contacta conmigo de alguna manera.

Estaré en las afueras de "El Hormiguero" esperando veros aunque seguro que lo hago, pero de muy lejos, ya que para mí sois todo mi mundo, aunque para vosotros yo solo sea un fan más entre el público.





Con una auténtica desesperación

y todo el cariño.


Anastasia.


Apenas me di cuenta de que las lágrimas habían inundado mi cara, ya no solo porque estuviera diciendo la verdad, porque me doliera escribir cosas como que para mí ellos lo eran todo, pero para ellos yo solo era un poco más de dinero en su cuenta bancaria o una cabeza más entre el público,. Porque sí, esas cosas me dolían, pero me dolían siempre. Sin embargo las lágrimas que resbalaban por mis mejillas no eran de dolor, sino de desesperación. Aquella era la última posibilidad de poder contactar con ellos mediante cartas y sentía que si no recibía una respuesta por su parte, me derrumbaría y sería muy difícil reconstruirme, aunque finalmente lo hiciera. Soy directioner y una directioner no solo se caracteriza por ser dedicada, estar haciendo colas interminables, gastarse todo el dinero en cosas de ellos o llorar todas las noches rezando por tener una oportunidad con ellos, sino que ser directioner implica atreverte a soñar tal y como ellos dicen, implica ser joven para siempre, implica estar completamente loca aunque la gente te mire mal, implica cantar a pleno pulmón hasta que te quedes sin voz, implica ir a "Quedadas directioners" y ver como toda la calle nos graba en vídeo pensando en que somos una manifestación o una secta extraña. Implica muchas, muchísimas cosas, pero una de las más importantes, una que no se nos debe nunca olvidar y que quizás nos caracterice en especial es que nunca nos damos por vencidas, nunca dejamos que la desesperación de no poder ir a un concierto se nos lleve, no tiramos la toalla a la primera que vamos a un hotel y ellos no están, porque somos directioners y es la razón por la que lo somos, porque les amamos, amamos sus voces, sus actitudes, sus aspectos, todos ellos distintos, porque son los que nos ayudan a levantar cuando caemos, y nunca nos dejaremos llevar por las modas o por lo que otros digan. Somos directioners porque tenemos hecha una promesa muy firme con el corazón desde el momento en el que supimos que ya formarían parte de nuestras vidas, y en esa promesa, decidimos nunca dejarnos vencer y siempre seguir hacia delante, siempre seguir queriéndolos y siempre seguir intentando conseguir decirles lo mucho que les amamos.
Y si eres realmente directioner y piensas que todo está perdido, que no les conocerás porque nunca irán a tu ciudad, porque tus padres no te dejan ir a sus conciertos, porque no conseguiste entrada para el concierto, fuera cual fuera la causa, porque tus amigos se rían de ti y no paren de repetirte que solo eres un iluso o ilusa... ¡Mándalos a la mierda como muy cerca! ¡Porque somos directioners y nunca nos rendimos! ¡Nos atrevemos a soñar y siempre seremos jóvenes de espíritu!
Y aunque no te lo creas, atreverse a soñar despierta realmente te ayuda, aunque solo si eres un poco lista y puedes ver las señales...

miércoles, 11 de junio de 2014

Capítulo cinco. Carta a Niall Horan.

Inmersa en mi fantástica (aunque ahora si la lees es una pena) fanfic, en la que un par de chicas con suerte estaban conociendo a sus ídolos -algunas de manera más amable que otras- apenas me había dado cuenta de que el mes de Agosto estaba finalizando, más bien ya había acabado -el día anterior fue el cumple de Daddy- y aún no había terminado de enviar las cartas a los chicos y si me esperaba a que empezaran las clases sería algo de lo más completamente desastroso porque no tendría tiempo de nada, por lo que no tuve más opción de dejar a medias a mis personajes y abrir hueco para escribir una carta al rubio del grupo.
En aquel momento me encontraba en "el limbo de las debilidades", ya que simplemente dejé a Louis con Eleanor y decidí que no podría amarlo si estaba ya con otra (podría haber pensado en que ninguna relación es para siempre y simplemente esperar a que rompieran, pero supongo que me rendí de manera demasiado rápida)
Cogí papel y boli y me paré a pensar en aquel rubio irlandés, aunque la realidad era que en lo único en lo que podía pensar era en un tema que Angy y yo habíamos visto muy de cerca unos días atrás.

Nos encontrábamos en nuestro querido parque, aquel en el cual nos pasábamos las horas muertas hablando sobre los chicos y las nuevas cosas que descubríamos poco a poco de ellos, cuando vimos a un par de amigas de clase (más que amigas, conocidas del colegio) pero la cosa es que no venían ellas dos solas, sino que traían a la prima de una de ellas; una chica que parecía ir de completa adulta, más maquillada que una puerta y con un escotazo de impresión cuando apenas tendría los quince. De igual manera nos sentamos todas juntas y decidí ver hasta qué punto la gente sería tolerante con respecto a los chicos (o cuánta gente sabía ya de su existencia, imposibilitándonos poder conocerlos, que también es una opción).
Miré a Angy de reojo antes de preguntarla, esperando a que me siguiera el rollo.

--Ángela, ¿cómo crees que podríamos entrar en El Hormiguero? Hay que ver a los chicos como fuera-solté como si tal cosa.

Aunque no era verdad, por dentro sentía que moría de nervios solo con pensar en que los chicos estarían aquí, estarían en España, en Madrid, en nuestra ciudad y podríamos verlos, aunque aún no sabíamos cuando ni cómo, ni siquiera sabíamos si nuestros padres nos dejarían, pero nosotras ya habíamos fangirleado como en nuestras vidas habíamos hechos, gritando como locas emocionadas por tenerles tan cerca
Si tan solo hubiera sabido lo cerca que realmente los tendría...
Miré con rapidez la reacción de esa chica, esperando una mueca de asco o un "¿Quiénes son esos?" que tantas veces me habían preguntado, pero para mi sorpresa no fue así.

-¡Oh Dios! ¡Tengo que verlos!-exclamó ella emocionada-¡Necesito tener cerca a mi Zayn! ¡Encima tengo enchufe y podré entrar!

Mi amiga y yo nos miramos sin creerlo. Ella les conocía y parecía directioner como nosotras. Lástima que solo lo pareciera y no fuera más que una nator del montón...

--¿Cómo ves a Louis?-pregunté curiosa esperando una respuesta por su parte.
--Bueno, no está mal, pero está con Danielle o como se llame, es una pena.

¿Danielle? ¿Enserio? ¿Estaba diciendo que Louis estaba con Danielle? ¿Y ella iría a verlos y nosotras no? Injusticia de las buenas (aunque por un motivo u otro, ella tampoco fue a verlos, mentiría supongo con eso del enchufe) Decidí morderme la lengua y no saltar llamándola de todo, ya que me parecía algo totalmente injusto, pero así es la vida; las directionators les conocen y se hacen miles de fotos con ellos y las directioners verdaderas nos quedamos llorando mirando nuestros pósters solo por no poder ni rozarlos con las yemas de los dedos.
Decidí proseguir con mi interrogatorio directioner, aunque era más que obvio que esa chica era de todo menos directioner y no solo por el hecho de que hubiera confundido a la novia de Louis con la de Liam, sino por el tono de dejadez e indiferencia con el que se había atrevido a llamar a mi Boo Bear.

--¿Y qué hay de Niall?

Entonces fue la chispa que detonó la bomba por completo.

--Bah, no es feo, ¿pero has visto que dientes más horribles? menos mal que se puso brackets-dijo con el mayor asco que nadie podría hablar.

Miré a Angy y vi como la furia también se apoderaba de su cuerpo, tratando de no matarla con sus propias manos. ¿Decir que la sonrisa más sumamente hermosa de este dichoso planeta era horrible? Eso no era una directionator ni si quiera, era... era... no hay nombre para esas personas, aseguro que no lo hay.

--Pero Zayn, Dios Zayn, que bueno está mi Zayn, como lo amo-parloteaba la tipa con tranquilidad, mirando con la baba colgando fotos de DJ Malik en el móvil.

Con una pequeña mentira Ángela y yo nos retiramos y nos dirigimos a la otra parte del parque, pensando en cómo existían personas así, sin respeto alguno, y menos sin respeto por personas que son lo más increíble de este mundo.

--Decir que la sonrisa de Niall es fea...-murmuraba por lo bajo mi amiga.
--Hay personas que están jodidamente ciegas, Angy-dije sin preocuparme más por un asunto que no merecía la pena.

Siempre habrá directionators (de hecho no era la única a la que conocíamos), y no se puede hacer nada más que esperar a que salga un cantante nuevo y que se aburran de nuestros chicos para irse con otros a joder un fandom o quizás a encontrar su lugar en otra fanbase, pero si nos paráramos a cabrearnos con todas las nators que hay por el mundo, nunca acabaríamos, porque parece que salen de las piedras y son imposibles de exterminar; tienen cierto parecido con las cucarachas.

De vuelta a la realidad de mi cuarto, con mi portátil zumbando encendido y mi hoja de papel en blanco, esperando a ser rellenada, cosa que hice de inmediato, sin dudarlo un segundo más, solo por intentar dar mi apoyo al chico de hermosa sonrisa, ojos azules como un cielo tras la tormenta, mejillas regordetas adorables y voz de completo ángel.

Querido Niall Horan:

Te escribo pequeño irlandés y gran glotón, desde un país al que pronto vendréis de promoción, cosa que tanto a mí como a mi mejor amiga y a todas las directioners de aquí nos emociona. Un país del que has dejado claro tu amor por él, puesto que te has esforzado en aprender alguna palabra de aquí, cosa que solo de pensarlo se me eriza la piel. Te escribo desde España, Nialler.

No es que sea lo mejor del mundo, pero aquí os esperamos con mucha ansia y también esperamos poder estar cerca de vosotros, aparte de que si ya pasarais por aquí de tour sería más que mejor, pero bueno, me conformo con que vengáis y os llevéis una buena impresión de nosotros, ya que os queremos con locura.

No sé si esta será la dirección correcta (lo dudo mucho) pero ya que parece que el resto de cartas de los chicos me han sido devueltas, espero que esta llegue a tus manos y puedas darte cuenta de las palabras que te estoy dirigiendo de parte de todas las directioners españolas.

Hace poco me pasó algo relacionado con vosotros (más bien contigo) y me hizo realmente pensar en si os importamos las directioners tanto como decís, quizás haya veces en las que os encontréis con directionators y os haga daño su desprecio. Por eso te digo, Niall Horan, te aseguro, te prometo, de imploro que creas, que tu sonrisa era, es y será tan hermosa como lo eres tú, porque una sonrisa no son solo dientes, una sonrisa es el sentimiento que se esconde tras ese gesto, y cada vez que tú lo realizas, te aseguro que a muchas se nos corta el aliento, porque es realmente bonita.

Quizás te importe un comino lo que te estoy diciendo (si es que te llega la carta y la comprendes) y pienses que tú solo querías verte mejor, pero te quiero decir algo realmente importante que no quisiera que quedara en el olvido; Niall, la belleza no es una sonrisa bonita, como la tuya es, era y será, no son unos ojos, tan profundos y tranquilos como los tuyos, no es el pelo, tan alocado y aniñado como el tuyo. No, nada de eso, la belleza no está en nada de eso, la belleza está un pelín más abajo, en la mitad de tu pecho y palpitando constantemente (sería preocupante que no palpitara), porque la belleza de las personas se encuentra en el corazón, y tú eres increíblemente precioso de corazón, por lo que es imposible que en algún momento seas feo, ya que tu corazón seguirá siendo hermoso por años y años.

¿Qué más contarte que no sepas? ¿Que amamos tu risa tan ruidosa y tan fácil de provocar? ¿Que tocas la guitarra que da gusto? ¿Que amamos que comas todo lo que cabe en ese cuerpo delgado tuyo? ¿Que las palabras en español suenan más perfectas si salen de tus labios? ¿para qué decírtelo? Apuesto a que ya lo sabes, por lo que solo queda la despedida de esta carta que espero que llegue y que te haga solo sonreír un poquito mostrando al mundo tus perfectamente imperfectos dientes con brackets, y carta que ni de lejos podría explicar todo lo que realmente te amo, te amamos, os amamos, a los cinco, y todo lo que esperamos poder conoceros, o al menos, veros por nuestro país más a menudo.



Una directioner española
que no pierde la esperanza
de conoceros, pese a lo que
el resto le diga.

Con amor. Anastasia.

PD: No dejes nunca de sonreír pequeño irlandés.

domingo, 27 de abril de 2014

Capítulo cuatro. Carta a Louis Tomlinson.

Aquel día me levanté sin ganas de absolutamente nada. No es que me sintiera cansada, que hubiera dormido mal, que estaba enferma o algo por el estilo, sino que simplemente sentía que algo iba mal o que al cabo del día iría peor, para ser más exactos, y eso no me gustaba un pelo.
Sin ni siquiera levantarme de la cama, cogí el anticuado ordenador portátil y lo encendí, sopesando las repercusiones que aquello tendría, ya que si algo iba mal con los chicos me enteraría por twitter de primeras, pero en cuanto pude entrar lo único que vi fue que, de nuevo, había nuevos rumores sobre que los chicos tenían novia, sobre que les había pasado algo malo, un accidente, una enfermedad, una novia loca... esos cientos de rumores que siempre había, hay y habrá sobre algún personaje famoso, normalmente inventados por los haters, por lo que me dispuse a cerrar el ordenador, cuando me percaté de algo que me dejó completamente helada.
En aquellos tiempos apenas sabía algo de los chicos; sus nombres completos, colores favoritos, fecha de nacimiento, lugar de nacimiento... Pero lo que yo no sabía (ni Ángela ni yo) era que Louis Tomlinson, nuestro Boo Bear, nuestro Carrot Man, nuestra debilidad, tenía una pareja estable, y creo que ese fue uno de los momentos en los que sentí que todo, absolutamente todo se venía abajo.
La observé, la observé una y otra vez, observé esa foto de mi pequeño Lou besándose con la que (según el título de la foto) era Eleanor Calder. ¿Cómo? ¿Cómo no me había dado cuenta antes? ¿Cómo alguien como él iba a estar soltero? Era casi imposible, pero tenía la esperanza de que así fuera, al menos hasta que yo llegara y se enamorara de mí, viviéramos felices y comiéramos perdices, lástima que en todos los cuentos hay una bruja mala de por medio.
No la odiaba, sinceramente no odiaba a Eleanor Calder, pero ella poseía lo que yo más quería en el mundo (exceptuando a mi familia y a Angy) y eso era algo que me rompía completamente por dentro, como si en el fondo de mi pecho tuviera una herida abierta, que me rasgaba de dentro afuera, queriendo salir, pero manteniéndose dentro, hiriéndome de una forma que jamás pensé que alguien a quién no conocía podía hacerlo.
Dejé mi ordenador apartado a un lado de la cama y simplemente me encogí entre la única sábana que había en ella, aovillándome y tratando de que aquello que sentía romperse dentro de mí dejara de dañarme, pero simplemente no lo hacía.
Esa fue la primera vez que lloré por alguien a quien amaba, esa primera vez a la que siguió la segunda y después la tercera y luego la cuarta, pero el 99% por ciento de ellas relacionadas con esos cinco chicos a los que amaba, amo y amaré, y que no conocía, conozco, pero seguro que conoceré en persona algún día.
Cogí mi móvil, entré en la lista de canciones y puse la única con la que pensé que me identificaría, lástima que así fuera y eso me rompiera más e hiciera que mi llanto fuera ligeramente audible, pero no lo suficiente como para que mis padres lo escucharan y fueran conscientes de ello. Di al play y simplemente lloré junto a esa canción durante lo que a mí me parecieron siglos, pero que supongo que no sobrepasaría la media hora, que eso ya es llorar de forma bastante larga.

--But I see you...-murmuraba de vez en cuando, se suponía que cantando, pero me ahogaba en mis propias lágrimas y mi incesante jadeo-with him slow dancing... tearing me apart cause you don't see... whenever you... kiss him I'm... praying... Oh how I wish, that was me...

Creo que escuché I wish como quince veces, una detrás de otra, pero el dolor seguía intacto en mi pecho y no podía hacer nada por pararlo, por lo que hice lo único que sabía que me aliviaría.
Cogí un cuaderno, un folio y un bolígrafo negro, aún tumbada en la cama y sin intenciones de querer levantarme. Limpié mis lágrimas con la mano, pese a que salieran una detrás de otra, y simplemente me puse escribir una carta hacia el que fue mi primera debilidad.

Querido Louis Tomlinson:

Tommo... ¿por qué me haces esto a mí? ¿por qué ella? ¿por qué alguien tan... preciosa como es Eleanor? ¿por qué no puedo ser yo ella? dime Louis, ¿por qué?

Quizás sea estar escribiendo hacia la nada, pero si esta carta de llega y eres capaz de entenderla, respóndeme a una única cosa: ¿Por qué no me puedes amar como yo te amo a ti? Sé que no soy guapa, que no soy delgada, que no soy la persona más agradable del mundo, que eres mayor que yo, que hablas otra lengua, que eres prácticamente perfecto y yo... yo no soy nada, pero dime ¿por qué no puedes quererme?

Sé que si tan solo pudieras darme una oportunidad te darías cuenta de que yo te quiero más de lo que ella puede quererte, de lo que ella o cualquier otro podrá quererte jamás, pero claro, solo soy una niña española sin más, que no tiene ni media posibilidad de estar junto a ti, y creo que el no tener apenas oportunidad me duele más que el mismo rechazo.

Me gustaría verte cada mañana según me despertara y verte allí, junto a mí, con tu preciosa sonrisa, tus ojos azules tan profundo y tu pelo castaño alborotado. Que me gritaras como haces continuamente, que persiguieras a Kevin por el jardín, tener un cajón entero de tus tirantes o de tus camisetas a rayas, y por el contrario no tener ninguno de calcetines, ya que les tienes aversión. Lástima que nada de eso pueda ocurrir jamás ¿cierto?

El tiempo puede pasar, tu apariencia puede cambiar, tanto como la mía, podrás hacerte famoso junto con los otros cuatro chicos, podrán ocurrir miles y millones de cosas, maravillosas u horribles, alegres o tristes, que vengáis a España o que jamás pongáis un pie, pero que sepas que mi amor por ti seguirá dentro de mí y nunca, pero nunca eso podrá cambiar, porque te quiero Louis Tomlinson, te quiero a ti y a todas las cosas que haces, a tus defectos y a tus gritos, siempre te querré Boo Bear, y si tan solo leyeras esta carta, me gustaría que recordaras que hay una chica a una larga distancia de ti, que simplemente te esperará, te apoyará, estará junto a ti moralmente, pero sobre todo, por encima de todo, te querrá incondicionalmente sin importar nada más.

Apartando mi dolor hacia este amor que parece casi imposible, solo quería decirte que no te preocupes, no te molestes, no te enfades, por eso de las Larry Shippers, pasa de ellas, porque sinceramente tienes derecho a ser feliz con quien quieras; con un hombre, con una mujer, con ambos, con un perro o con Kevin, por lo que pasa de todo y solo sé feliz, no queremos que tu sonrisa se borre jamás pequeño Tomlinson, eres demasiado importante para todos los directioners que estamos repartidos por el mundo, y aquellos que realmente te queremos, que os queremos a vosotros cinco sin dudarlo un segundo, no nos importa realmente vuestra sexualidad, solo que os mantengáis unidos y sigáis cantando, que seáis felices y lleguéis a lo más alto.

Con todo el amor,
cariño,
corazón,
y ser.
La chica que más te amará
en este mundo
sin apenas dudarlo.

Anastasia.

Para cuando acabé de escribir la carta ya había dejado de llorar, pero seguía sintiéndome dolida, y en ese instante en el que mi cabeza volvía a estar despejada, sentía las lágrimas venirse a mí de nuevo.
La carta había hecho que dejara de llorar, que me expresara sin mostrar lágrimas o al menos frenándolas, mejor dicho, escribir había hecho que dejara de hacerlo.
Entonces me replanteé aquello que Angy me había dicho el día anterior. Quizás debiera escribir, solo por distraerme, quizás para que no me doliera tanto el que mi última esperanza de que Louis Tomlinson me quisiera.
Coloqué mi portátil entre las piernas y me paré a pensar en donde debía comenzar a escribir; ¿twitter? allí siempre encontraba fanfics que leer, pero me conocía demasiada gente y me daba demasiada vergüenza, ¿facebook? no sabía usarlo (y sigo sin saber hacerlo) No me quedaban demasiadas opciones, así que me arriesgué a ir directamente a los blogs.
Había leído infinidad de historias en diversos blogs, escogí blogger, ya que me parecía el más colorido y animado.
Estaba claro que no tenía ni idea de como usarlo, pero simplemente fui probando hasta dar con el lugar en el que se escribían las entradas y luego se publicaban.
Ahora bien ¿Qué podía escribir? Siempre había imaginado miles de cosas que podrían ocurrirme con mis ídolos, pero estaba claro que si lo plasmaba desde el punto de vista "real", tendría que haber un viaje, y si hay una cosa de la que estoy segura es de que hay millones de novelas, en incontables idiomas y con diferentes personajes femeninos, que empezaban con el típico "Y por fin iba a Londres, seguro que conocería a mis ídolos" y pum, casualmente se los encontraba en la terminal del aeropuerto, al salir del taxi o eran sus vecinos. No es que esas novelas estuvieran mal, simplemente que eran repetitivas, por lo que decidí buscar otra forma de comenzar.
Cogí un nombre de chica al azar, aquel fue Marta, como mi prima pequeña, pero decidí ponerle una H finalmente para que pareciera más... inglés o algo así. Escogí a uno de los cinco chicos, (estaba claro que Louis no, no quería que nadie más se llevase a mi Tommo) y simplemente escribí lo primero que se me pasó.
Ahora leo aquello y sé que es lo más bochornoso que pueda haber (de ahí que me haya puesto a corregirlo para que no sea tan patético y lleno de faltas), pero en aquel momento me sentí orgullosa de mí misma y decidí continuar.
¿El título de la fanfic? Bueno, ya que los chicos habían sacado Take me home hacía poco, decidí escoger una canción del disco, sin saber muy bien porqué escogí Still the one y dentro de esa fantástica canción, el verso que decía al principio del estribillo I was stupid for letting you go...

sábado, 5 de abril de 2014

Capítulo tres. Carta a Liam Payne.

De nuevo mi buzón tenía una carta con una devolución. Perfecto. La carta a Harry no había llegado, mejor dicho, no habían llegado ninguna de las dos, ya que ambas se encontraban allí esa tarde de Agosto.
Aquella tarde no tenía ninguna carta que escribir, al menos hasta que me encontrara a Ángela y ella me pudiera informar sobre las nuevas direcciones que había encontrado sobre alguno de los chicos, por lo que no tardé en salir del portal de casa y caminar en dirección a nuestro parque, ese en el que nos pasábamos todas las tardes del verano.
Ese día no iba con prisas, no llegaba tarde, pero cuando llegué a "nuestro banco" y vi que ella no estaba me preocupé. ¿Acaso habían cambiado la hora y llegaba una hora tarde? ¿O quizás una hora pronto? Miré a mi alrededor algo preocupada, ya que podría significar que mi amiga se hubiera enfadado conmigo por llegar tarde una hora o que quizás no hubiera llegado aún, pero no era ninguna de esas dos cosas, ya que se encontraban a nuestro alrededor las mismas personas que nos solíamos encontrar; la señora pelirroja con dos hijas pequeñas gemelas, paseando alrededor del parquecito, el grupo de chicos jugando al fútbol en el césped, unas cuantas madres hablando sentadas en un banco con un puñado de pipas... Sí, todo era normal, parecía que era la hora de siempre, pero Ángela no estaba, y eso era raro en ella, ya que siempre era puntual.
Me senté en el banco y revisé las llamadas y los mensajes, esperando encontrar una llamada perdida suya o un mensaje de que me avisara de que llegaría tarde, pero no, nada de eso, por lo que dejé el móvil en mis vaqueros de nuevo y me quedé esperando a que ella llegara.
Apenas dos minutos después ella ya estaba corriendo en mi dirección como si su vida dependiese de ello, cosa que también me preocupó e hizo que me levantara del banco y diera un par de pasos hacia ella.

--¿Qué ocurre?-pregunté asustada al verla tan atacada.
--Acabo... acabo de... acabo de ver...-hablaba ella entre jadeos, parecía que se fuera a ahogar.
--¿Qué acabas de ver?-pregunté curiosa.
--Acabo... de ver a... un señor que... que...
--¿¡Qué le pasaba al señor?!-pregunté con impaciencia.

Ella hizo un gesto sobre sus hombros y su torso que yo no comprendía, por lo que esperé a que ella recuperara el aliento y pudiera explicarme de qué iba todo aquello.

--Un señor que... que llevaba... tirantes-dijo finalmente.
--¿Tirantes? ¿Cómo Lou?-dije entusiasmada.
--Ajá.. he... corrido tras él... para preguntarle dónde los había comprado.
--¿Y dónde los ha comprado?
--Le perdí después de atravesar dos calles-respondió molesta, ya con la respiración más calmada.
--Y por eso has llegado tarde-deduje.
--Sabes que sino no llegaría tarde-me recordó antes de comenzar a caminar en dirección a "nuestro banco"
--Cierto-confirmé.

De nuevo, como la tarde anterior, y la anterior y la anterior y así desde que acabaron las clases, estábamos allí sentadas, una de las dos cansada de correr y la otra mirándola con diversión.
Puse a la altura de sus ojos mis dos cartas devueltas, pero ella ni se inmutó, no se preocupó por ello, tan solo imitó mi gesto y me mostró sus dos cartas, también con un sello de devolución; ninguna de las cuatro direcciones estaba bien puesta.
Resoplé antes de dejar las cartas en el banco, dispuesta a recogerlas más tarde y poder esconderlas tras mis pósters.

--Vale, ¿de quién has conseguido hoy la dirección?-pregunté para no venirme abajo y acabar llorando al ver que nuestros intentos cada vez me parecían más estúpidos e inútiles.
--Daddy directioner-respondió ella con el mismo tono de voz-pero solo hay tres, así que tú escribes dos cartas, yo escribo una y además le peto el twitter, a ver si tenemos suerte-dijo con una sonrisa llena de esperanza.
--Sí, a ver si tenemos suerte.

Aquella tarde decidimos escribir la carta allí mismo, así podíamos compararlas y coger ideas una de la otra para que quedaran mejor, aunque fueran en español y ni siquiera ellos las entendieran si es que les llegaban alguna vez.
Fue ella quien sacó un taco de folios de su mochila y un par de bolígrafos para poder escribir. Nos colocamos como pudimos en el banco y comenzamos a escribir lo que nos evocaba el nombre de "Liam Payne"

Querido Liam:

Querido Leeyum, querido Daddy directioner, querido milagro.

Eres un milagro, eres un increíble milagro venido del cielo, eso lo sé yo, lo sabemos las directioners, lo sabe tu familia y apuesto a que tú mismo lo sabes. Eres un milagro porque no todos los niños sufren lo que has sufrido tú, porque no todos hemos nacido muertos, porque no todos hemos tenido problemas en uno de nuestros riñones, porque no todos hemos sufrido bullying, porque no todos somos tan fuertes como lo eres tú, Liam.

Eres un claro ejemplo de superación y de esperanza hacia el mundo entero; hacia esas madres y esos padres que tienen un hijo con problemas de salud, para ellos eres un fuerte apoyo y la muestra de que todo es posible y se puede salir de esos problemas. Hacia esas personas a las que una enfermedad les lleva castigando parte de su vida, tú les has dado esperanzas para seguir luchando aunque no se vea salida. Hacia todas esas personas que sufren en los colegios, en los institutos, esas personas a las que insultan, a las que amenazan, a las que pegan, a las que insultan, a las que no les dejan vivir, a todas esas personas que a veces no ven salida, lo ven todo negro y lo único que quieren hacer es acabar con todo y no precisamente plantando cara como tú hiciste, sino terminando con sus vidas. Tú eres su luz, su apoyo, su esperanza, su ilusión, su vida... y la mía.

Gracias a Dios, yo no he sufrido ninguna de las horribles cosas que a ti y a muchos sucedieron y a algunos suceden, pero de igual manera, también eres mi luz y mi apoyo, uno de mis cinco motivos para sonreír y darme cuenta de que no vale la pena llorar por cosas que no lo merecen, eres uno de mis cinco motivos que me hacen luchar por mis sueños aunque parezcan imposibles, eres una de esas manos que me ayudan a levantar del suelo cuando siento que no puedo más y debería quedarme allí, sin luchar más, rindiéndome sin oponerme a esa piedra que me ha tirado, y por todo eso te quiero dar las gracias. Por ser un ejemplo para mí, por enseñarme a que si luchas por lo que quieres puedes conseguirlo, por enseñarme a que lo que la gente se ría de mí no importa, por ayudarme a levantarme cuando lo necesito, por ser simplemente tú Liam Payne, uno de los chicos más increíbles, dulces, buenos y amables que el mundo tiene y que deberían tener más.

Personas como tú se necesitan, tanto allí, en Reino Unido, como aquí, España, el lugar desde el que te escribo y que espero que pronto visitéis. Personas con ese gran corazón que ni siquiera sé como te cabe en el pecho, personas tan dulces y caballerosas, personas... personas que en realidad son ángeles que han bajado del cielo para ayudar a todas esas personas que a veces no nos sentimos tan bien con nosotros mismos como deberíamos, pero que lo hacemos sin quererlo y que a veces necesitamos de personas como tú, como vosotros cinco, para sentirnos mejor, aunque solo sea mediante un vídeo o una canción, en vez de con un abrazo y sintiendo vuestro apoyo y cariño más cera, pero supongo que vuestro trabajo es vuestro trabajo y que no podéis pararos a hablar con todas y cada una de las chicas con las que os encontráis, por lo que tan solo espero que pronto podáis venir a España y que podamos encontrarnos, aunque sea de forma extraña y quizás milagrosa, tan milagrosa como lo eres tú Leeyum

¿Qué más decir de ti Liam? Que pareces el chico de la infinita sonrisa, el que nunca se enfada y siempre está alegre, y que en parte eso me preocupa, ya que en algún momento deberás enfadarte y cabrearte, decir cosas de las que luego te arrepientas, ya que sé, que a veces somos un poco agobiantes para vosotros (no quizás yo, ni las directioners españolas, pero los y las directioners en general a veces nos sobrepasamos, eso he de admitirlo) y que quizás tengas una paciencia aparentemente infinita, pero Liam, por favor, no te lo guardes todo, no te guardes los enfados, no te guardes los gritos, no quieras delatarte y ser el ángel que eres, por lo que por favor, si tienes que enfadarte, hazlo, deja de disculparte con nosotras por cosas que no son tu culpa, realmente tú no mereces estar disculpándote continuamente.

Nunca dejes que nadie borre tu preciosa sonrisa.


Te lo pide con todo su corazón,
con todo su amor,
con todas las ganas 
que tengo de verte.
Una directioner más entre el público,
entre la marea de redes sociales,
entre todos los países que desean veros.

Anastasia.

Tapé la capucha del bolígrafo de Ángela y releí la carta, buscando alguna falta que se me hubiera escapado, aunque a primera vista no parecía haber ninguna, salvo que de nuevo había vuelto a poner Anastasia en vez de Ana, o Tasia. Quizás debería poner Tass en la próxima-pensé mirando con el ceño fruncido el final de mi carta.
Alcé la vista de ella para encontrarme con la de mi amiga, que me miraba con los ojos como platos.

--¿Qué?-pregunté extrañada.
--¿Cómo... cómo...?-trataba de preguntar, pero parecía demasiado sorprendida.
--¿Cómo qué?-pregunté divertida.
--¿Cómo has escrito... tan... no sé... tan así?
--¿Qué significa tan así?-pregunté confundida, mirando mi carta-¿Es que acaso no está bien?
--No, no es eso, está genial, por eso lo digo, está... super genial o como quieras llamarlo, mola-admitió finalmente.
--Gracias, supongo-dije divertida, provocando que mi amiga riera.
--¿Has leído algún Imagina hoy?-pregunta mientras termina de escribir su carta.
--No, no me ha dado tiempo-admití
--Yo sí, he leído uno de Zayn que casi me da algo, lo prometo, era tan... perfecto.
--El problema es que son tan cortos...-dije algo quejica.
--Claro, son imaginas, son cortos, si quieres leer cosas más largas deberías buscar fanfics, no, mejor que todo eso, deberías escribir tú una.
--¿¡Qué?!-dije flipando por completo-¿Cómo que escriba yo una? ¿Se te acaba de ir la olla, Ángela?
--Deja de llamarme Ángela-se quejó-Angy, a, ene, ge, i griega, que parece que no lo pillas-dijo molesta porque nunca la llamara como ella quería, con su nombre versionado de alguna manera al inglés, o al menos eso decía ella-y sí, porqué no, molaría que lo hicieras, sería guay-dijo convencida.
--No es del todo mala idea, supongo, pero... ¿Quién se queda con Louis?-pregunté divertida.
--¡YO!-respondió en un grito que hizo que nos mirara medio parque y que yo riera.
--Ah no, de eso nada, mi historia, yo mando, yo me quedo con Louis.
--Que no, ¡que es mío!-dijo muy segura.
--Ya quisieras-dije picándola divertida.

Pasamos el resto de la tarde sacando argumentos por lo que Louis Tomlinson debía de ser de cada una, pero no sacamos nada en claro, obviamente; ambas le queríamos solo para nosotras dos.
Lo de escribir historias con ellos de protagonistas... no sonaba mal, quitando el problema de que discutiríamos por Lou, pero en principio tenía pinta de interesante, y aunque yo ni supiera escribir, ni mucho menos, quizás así no me aburriera por las tardes y pudiera mostrar al mundo las mil y una cosas que pasaban por mi cabeza para enamorar a esos cinco chicos que estaban tan lejos de nosotras.
Al llegar a casa me puse a dar una y dos y tres y miles de vueltas a poder escribir algo, quizás no se me daba tan mal como yo pensaba... No, seguro que se me daba infinitamente peor de lo que jamás me pudiera haber imaginado, pero la curiosidad me mataba, quería probar en ello, quería probar si era capaz de hacer algo importante en esta vida, ya que el canto estaba descartado por mi pésima voz, al igual que los deportes por ser tan patosa y un auténtico imán para los balones, por supuesto el baile tampoco, ni clásico ni contemporáneo ni de ninguna manera, no es que tuviera mucho ritmo, pero de igual manera me quedaba el piano, o al menos eso decía mi madre, que se me daba bien, solo que no practicaba lo suficiente, aunque sinceramente eso tan solo eran palabras de una madre, las cuales hagas lo que hagas siempre estará bien, excepto que fumes, bebas o te drogues, el resto están todas bien, sin dudarlo un segundo, sin tan siquiera mirarte, ellas saben que están bien.
Pero yo no tenía tan claro que se me diera bien escribir, aunque supuse que por intentarlo no se perdería nada, empezaría con uno de esos imaginas cortos, tratando de escribir con las menores faltas posibles (que en aquellos momentos eran demasiadas las que escribía) y algo que les llegara verdaderamente a quienes leyeran, que seguramente no fueran muchos y fracasara en el intento, pero que por lo menos por ganas no había sido el problema.
Por lo que me decidí; empezaría a escribir.
Es entonces cuando mi vida dio un fuerte giro, eso sin dudarlo, aunque ni de lejos al giro que daría un día que para mí sería emocionante de primeras y prácticamente imposible de segundas, pero que ocurriría aún dentro de tiempo, dentro de para mí en ese momento no mucho, ya que no esperaba ese día, pero si tan solo lo hubiera podido imaginar, hubiera estado completamente eufórica hasta que pasaran esos dos meses que me llevarían a que mi vida cambiara por completo.